Esta semana el gobierno nacional profundizó la apertura importadora, bajo la lógica de que ese mecanismo pondrá a competir productos de afuera con los del mercado local y llevará los precios a la baja. Pero esta política se aplica de manera selectiva, ya que por ahora no afecta a sectores monopólicos como Techint o Aluar, que siguen favorecidos por fuertes restricciones arancelarias.

Las empresas de Paolo Rocca y Javier Madanes Quintanilla, quienes manifestaron su apoyo al presidente Javier Milei desde su asunción, se posicionaron como uno de los pocos sectores industriales protegidos por las políticas económicas nacionales. Tanto la importación del acero como del aluminio, siguen siendo dos insumos con fuerte carga impositiva, con lo cual tanto Techint como Aluar tienen el vía libre para fijar precios y acaparar el mercado interno.

Se trata de dos insumos de uso difundido, vitales e imprescindibles para la cadena de valor industrial en Argentina. A los dos mencionados se puede sumar el vidrio, cartón o plástico, que también están sometidos a condiciones comerciales monopólicas, generando un daño a la industria nacional. 

A diferencia de lo que está ocurriendo con la importación de productos terminados, donde el gobierno nacional avanza con apertura y rebaja de aranceles, la importación de bienes de uso difundido siguen con fuertes restricciones, como el 17,5% de impuesto País. A esto se suman las dificultades financieras que siguen teniendo las firmas nacionales para acceder a un bien del exterior.

Este combo se traduce en costos cada vez más altos para la producción local, en parte también por las escasas alternativas que tienen a la hora de acceder a un proveedor. La monopolización de empresas como Techint o Aluar, las posiciona como únicos oferentes del mercado con la libertad de fijar el precio que quieran. 

Si bien no hay un reclamo oficial o institucional por parte de entidades industriales, hay malestar por lo bajo entre referentes del sector, ya que advierten que esa posición dominante atenta contra sus posibilidades de abaratar costos. Ese silencio obedece ni más ni menos que al temor por quedarse sin provisión de material. 

Referentes del sector reconocieron a Rosarioplus.com que en el último tiempo se dieron casos, particularmente en el territorio provincial, de empresas que importaron material que no compite de manera directa con Techint, pero que igual fueron informadas ante el área de Comercio por supuesto dumping.     

Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) a nivel nacional advirtieron sobre esta situación e hicieron referencia a los exorbitantes aumentos que provocó en el precio de los insumos de uso difundido. Incluso previo a la asunción de Milei, destacaban que el kilogramo de chapa en Argentina se vendía a 1,55 dólares, mientras que en Brasil cotizaba a un dólar y en China a 55 centavos de dólar. 

Las pymes, afuera

Este escenario configura un panorama aún más complejo para las Pequeñas y Medianas Empresas, que se encuentran sujetas al encarecimiento de insumos, pero ahora también a una indefinida caída del consumo interno. El último dato oficial, correspondiente a febrero, marcó que el uso de la capacidad instalada en la industria nacional fue del 57,6%, el dato más bajo para un mes de febrero desde que en 2016 el Indec comenzó con una nueva serie. 

Desde el sector además advirtieron por la implementación del Régimen de Incentivos a las Inversiones Extranjeras (Rigi), incluido en la Ley Bases que ya obtuvo media sanción de Diputados. El proyecto propone beneficios fiscales para inversiones a partir de 200 millones de dólares, algo inalcanzable para una pequeña empresa.

A esto se sumó el anuncio de este lunes, en el que el gobierno redujo los aranceles de importación de heladeras y lavarropas, de un 35 a un 20%; de neumáticos, de 35 a 16%; y de los principales insumos plásticos, de 12,6 a 6%. Es la profundización de la apertura para una teórica competencia en un momento crítico para el sector Pyme.