Hace doce años, un 22 de agosto pero del año 2005, Siderar (Nombre de la Ex Somisa y propiedad del grupo Techint) comunicaba a la Comisión Nacional de Valores que ese día se había concretado la compra de la empresa mexicana Hylsalmex, la acería más importante de ese país.

La comunicación decía en sus párrafos finales lo siguiente:

“… conforme a los términos de la oferta pública hoy concluida y a la legislación mexicana aplicable, se habrá de proceder al inmediato desliste de las acciones de Hylsamex de la Bolsa Mexicana de Valores. Tal como ha sido anunciado anteriormente, nuestra controlante, que también controla la acería venezolana Sidor, se encuentra en proceso de consolidar sus participaciones directas e indirectas en el negocio de aceros planos y largos en una sola entidad, que se espera sea el productor líder de acero en América Latina y un importante exportador. La nueva compañía, que se denominará Ternium S.A.H. (Luxemburgo), tendrá una capacidad anual de producción de 12 millones de toneladas de acero y ventas anuales de US$ 5.000 millones aproximadamente, con una amplia gama de aceros planos, largos y revestidos…”

El precio de compra informado en la misma comunicación fue de 2.095 millones de dólares. Los compradores fueron dos: la controlante de Siderar, es decir Industrial Investments Inc (III) con sede en Luxemburgo, y la propia Siderar junto a una de sus controladas llamada Inversiones Basilea S.A. El 70% quedó en manos de Industrial Investments Inc, el 29,50% en propiedad de Siderar y el 0,50% en manos de accionistas diversos.

El 29,5% de Siderar representaba 618 millones de dólares, monto que al tipo de cambio promedio de enero a agosto de 2005, sumaba unos 1.820 millones de pesos aproximadamente.

En esos años subsistía el régimen de administración privada de fondos previsionales en manos de las AFJP. Entre los activos administrados por estas, sobresalían –en el plano de los papeles privados- las acciones y obligaciones negociables de empresas nacionales, extranjeras y privatizadas.

Se trataba de una caja de alto poder, para financiar a bajo o nulo costo financiero todo proceso de acumulación privado de capitales, caja reservada para grandes jugadores locales o extranjeros. El cuadro siguiente resume la evolución de las tenencias -administradas por las AFJP- de acciones emitidas por Siderar (luego llamada Ternium) y Tenaris, empresas del grupo Techint, en fechas seleccionadas:

El crecimiento de las tenencias desde 2002 tiene dos explicaciones, que en orden de importancia son: a) nuevas compras de acciones y b) aumento de las cotizaciones. Tal como puede verse, las tenencias crecieron -entre mayo de 2004 y agosto de 2005- expresadas en dólares, unos 760 millones y si miramos un poco más atrás, entre enero de 2002 y agosto de 2005 el crecimiento fue de 1.550 millones de dólares.

Conociendo que el dinero que desembolsó Siderar fue de 618 millones de dólares, la conclusión es muy sencilla: la compra de Hylsalmex fue financiada por los aportes de los trabajadores y trabajadoras, administrados por las AFJP. Techint ocupó el patio trasero de Estados Unidos mediante la compra de Hylsalmex y de ese modo penetró en territorio norteamericano.

El régimen de administración privada que fue eliminado en noviembre de 2008 provocó un conjunto de impactos profundos en la sociedad argentina, tales como los siguientes:

  1. El agujero financiero que provocó a las finanzas estatales la creación de las AFJP’s más la previa reducción de contribuciones patronales que acompaño a aquella, fue –nominalmente- de 45.035 millones de pesos/dólares entre el 31/12/1993 y el 31/12/2001. La deuda pública creció en el mismo período 77.472 millones de dólares, llevándola a 144.453 al final de este último año. Esto muestra que –nominalmente- casi 60% de incremento de la deuda en ese período se debió al impacto generado por la instauración del régimen de administración privada.
  2. Los supuestos beneficiarios del régimen de capitalización vieron diluir rápidamente los fondos acumulados en sus cuentas individuales y si no se hubiese intervenido, eliminando el régimen en noviembre de 2008, en menos de seis meses la totalidad del fondo de garantía de sustentabilidad (FGS) se hubiera reducido a cenizas. Basta ver la evolución del stock del FGS en tal año.
  3. Los ganadores del régimen privado fueron varios: en primer lugar las AFJP’s, en segundo lugar las compañías de seguro de retiro que además formaban parte del mismo grupo económico que aquellas, en tercer lugar las empresas que se financiaron con esa enorme masa de fondos de bajísimo o nulo costo. El pato de la boda fueron los aportantes, trabajadores y trabajadoras que confiaron su dinero a promesas incumplidas e incumplibles. El siguiente gráfico muestra cómo se distribuyeron nominalmente los aportes cobrados por las AFJP’s. De los más de 60 millones de pesos aportados por los trabajadores, 19.169 volvieron en comisiones para las AFJP’s, 8.791 a las compañías de seguro, 8.361 para pagar las carísimas estructuras de funcionamiento de las administradoras y sólo 1.992 para el pago de jubilaciones y pensiones.

Una gran parábola: en vísperas de la probabilidad de reformas en el sistema previsional, es imprescindible recordar qué significó la era de las AFJP’s para los trabajadores y trabajadoras aportantes. La pérdida irreparable que sufrieron estos, tiene contrapartida: la ganancia de las AFJP, la de sus empresas conexas y del minúsculo grupo de grandes empresas que –como el caso del grupo Techint- usaron los fondos jubilatorios para dinamizar la acumulación privada de capitales.