La política había olvidado que tiene la calle. Tres marchas masivas en pocos días pusieron en Rosario el escenario en claro: Como dijo la candidata a presidente de la izquierda Miriam Bregman, “a la derecha se la enfrenta porque si no, crece”. El feminismo, los universitarios y la comunidad LGTBIQ+ convocaron a miles en movilizaciones que tuvieron como mensaje central la defensa de los derechos conquistados y la convicción de que no hay posibilidad de un paso atrás sea cual fuese la amenaza que se cierne sobre el país tras el proceso electoral. 

Se dirá que son expresiones sectoriales pero en realidad son manifestaciones de una sociedad que no ha sido derrotada del todo y que pone en escena a una juventud que mira al futuro de manera diferente y que no está solamente cautivada por el “rompan todo” del discurso libertario que siembra la salida individual como destino único.

En mayo de 2017, multitudes convocadas a lo largo y a lo ancho del país dieron vuelta el fallo de la Corte Suprema macrista que impulsaba el 2x1 en las condenas para genocidas de la última dictadura militar. El rechazo fue tan contundente que dura hasta hoy, cuando el candidato
Javier Milei y su aspirante a vice Victoria Villarruel, intentan reivindicar el programa económico y hasta los métodos criminales y terroristas de esa dictadura.

La democracia fue un bien tan escaso y preciado para los argentinos que a 40 años de su conquista necesita renovar su contrato social y salir del formalismo que también fosilizó a los partidos políticos. Como dijo la vicepresidenta Cristina Kirchner “no es de derecha ni de izquierda querer vivir mejor, es de argentinos”. Por eso el fenómeno Milei canaliza, de manera ilusoria, una posibilidad de sacudir el insoportable formalismo de esta democracia que mantiene valores y libertades pero olvida las transformaciones que posibilitan una vida mejor para todos. En un país que todavía no puede determinar un esquema progresivo de recaudación tributaria y en el que lo poco que se avanzó en la materia es fuertemente cuestionado.

La mera existencia de una propuesta electoral como la de los libertarios es una muestra cabal de que se ha tocado un fondo. Nuevamente las multitudes asustan y llaman la atención de todos. Más allá del resultado electoral, las cosas no serán iguales. Los votantes determinan si será para mejor o para peor.