* Por Emmanuel Canelli

Antes de empezar, una aclaración: la Ley de Alquileres está vigente, tal como la conocemos. Es decir: tres años de contrato y ajustes anuales acorde al ICL. 

Ahora sí. Esta semana, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó el dictamen de minoría impulsado por Juntos por el Cambio consiguiéndolo por 125 votos a 112 votos y 3 abstenciones. La media sanción establece que alquilar sea con contratos de 2 años y ajustes cuatrimestrales, liberando el índice al que “acuerden las partes”. El acuerdo, sin embargo, es impuesto. Cuando haya momentos inflacionarios, como ahora, tomarían el Índice de Precios al Consumidor (inflación). Pero cuando la situación cambie y los salarios le ganen a la inflación, tomarían el índice de salarios. ¿Qué quiere decir esto? Que si se aprueba siempre ganan los mismos y pierden los mismos: ganan las inmobiliarias y perdemos las personas que alquilamos.

Que los contratos sean de dos años significa que, de aprobarse la nueva legislación, nos catapultaría a tener más renovaciones y que el precio inicial pueda elevarse con mayor continuidad. Y eso implica que las inmobiliarias van a facturar más comisión inmobiliaria y las personas que alquilamos, pagaremos más comisiones. Es importante mencionar la temporalidad porque está claro que de un año para acá o de un mes para acá, la situación y el contexto cambió muchísimo, convirtiéndose hasta en una irresponsabilidad política generar este intento de reforma.

El miércoles presenciamos clivajes extraños de la Cámara de Representantes del Pueblo Argentino. En primer lugar, trataron dictámenes que se debatieron en comisión hace un año y que despuñes fueron a una sesión convocada por Juntos por el Cambio hace un mes, previo a las PASO nacionales. Se trató, claramente, de un intento electoralista, creyendo que cosecharían una gran victoria en esas. Que la Ley de Alquileres esté atada a contextos de propuestas de campaña política no es nuevo. Los debates de reforma nacieron de la campaña política de hace dos años, en voz de María Eugenia Vidal, prometiendo derogarla. 

Es bastante común en este contexto de la cámara actual negociar hasta último minuto el texto de la reforma propuesta, con las posibles salidas de votar a favor, votar en contra, dar quórum para que se debata y después abstenerse en la votación. Esto se da porque hay dos bloques políticos consolidados y ninguno puede imponerse sobre el otro, convirtiendo a un pequeño puñado de diputados y diputadas minoritarios en muy codiciados, porque son ellos los encargados de levantar o bajar el pulgar. Hasta último minuto no se sabía ni el texto de la reforma, ni si conseguían o no el quórum. Finalmente lo consiguieron y avanzaron sin ruborizarse.

De conseguirse la reforma, es un grandísimo golpe a las personas que alquilamos. Nadie puede sostener ajustes cuatrimestrales atados a la inflación, ningún sindicato negocia paritarias en esas condiciones y ninguna empresa lo aceptaría. Además de cortar siempre el hilo por lo más delgado, están sentando un precedente complejo en la economía de nuestro país. Todo el andamiaje productivo de Argentina va a bailar la música que tocan las Inmobiliarias, porque éstas se vieron beneficiadas en lograr que sus ingresos se actualicen automáticamente acorde a la inflación, sin tener que debatir nada con nadie, autorizados por ley.

* Asociación de Inquilinos de Rosario