Siempre se dijo que Asimov, Huxley, Orwell y Bradbury se adelantaron con sus historias a la ciencia. Este experimento lo comprueba, ya que un grupo de científicos del Instituto Salk de California consiguió modificar genéticamente un cerdo con la finalidad de elevar las posibilidades de utilizar sus órganos en humanos.

Se podría recordar Revolución en la granja, donde los cerdos querían detentar el poder por sobre las otras razas, o quizás los clones de Un mundo feliz, llevados a la pantalla en varias oportunidades como en la película La isla, de Scarlett Johansen y Ethan Hawke.

Es que estos científicos se encuentran en los primeros pasos para crear órganos que sean funcionales y sean aptos para trasplantes, a través de una inseminación artificial, nada menos que de esperma de cerdos y de humanos. Este avance no estará exento de debate y polémica tanto en el seno de la academia científica como en la opinión pública, debido a los límites que atraviesa.

Crearon en un laboratorio un “embrión híbrido de un humano y un cerdo”, según el estudio difundido en la prestigiosa publicación académica Cell, citado por el Washington Post. Juan Carlos Izpisua Belmonte, jefe de la investigación destacó: “Hemos demostrado que una tecnología de alta precisión permite que un organismo de una especie produzca un órgano concreto compuesto de células de otra especie; esto nos aporta una herramienta importante para estudiar la evolución de las especies, su biología y sus enfermedades, y al final puede conducir a la capacidad de cultivar órganos humanos para trasplantes”.

Por el momento, los investigadores consiguieron cultivar en ratones páncreas, corazones y ojos de ratas; y también generar células y tejidos humanos en embriones de vaca y cerdo. El futuro cercano dirá si se hacen realidad tantas distópicas historias de los grandes de la ciencia ficción.