El investigador del Conicet Agustín Ibañez lideró un estudio publicado en la revista Nature Medicine en donde se evaluaron los factores de riesgo que atentan contra el envejecimiento saludable en las poblaciones de América Latina. El estudio, que involucró además investigadores de Estados Unidos e Irlanda, reveló que las disparidades sociales y de salud influyen más en la salud de la población de esta región que factores clásicos como la edad y el sexo.

El envejecimiento saludable es la etapa que se inicia a partir de los 60 años con la preservación de las capacidades cognitivas y la capacidad funcional de realizar actividades de la vida diaria conforme va progresando. 

Según explica Ibañez, neurocientífico que se desempeña en el Centro de Neurociencias (CNC) de la Universidad de San Andrés (UDESA), existe un modelo universal de envejecimiento saludable, que proviene de estudios de Europa y Estados Unidos, pero para el científico esta perspectiva universalista es limitada. 

“No tiene en cuenta las variaciones específicas de país y región en cuanto a condiciones genéticas, ambientales y determinantes sociales que influyen notablemente en la salud”. Estos factores, dice el científico, no son universales y varían de manera significativa en diferentes poblaciones. Por eso mismo, “pueden fallar al predecir y categorizar datos de poblaciones diversas, ya que no reflejan adecuadamente la interacción entre ambiente y biología en contextos específicos”.

Agustín Ibañez lideró la investigación sobre las factores de riesgo del envejecimiento saludable en América Latina. (Fotografía: CONICET.)
Agustín Ibañez lideró la investigación sobre las factores de riesgo del envejecimiento saludable en América Latina. (Fotografía: CONICET.)

El enfoque propuesto en el trabajo publicado en Nature Medicine surgió de la necesidad de una comprensión más matizada del envejecimiento saludable, que tome en cuenta las diferencias culturales, socioeconómicas y de salud en diferentes regiones del mundo. Para ello, los factores de riesgo social y de salud incluidos en el análisis, además de la edad y el sexo, fueron el estatus socioeconómico de los participantes, el nivel de educación, el aislamiento social, la salud mental, cuestiones relacionadas al estilo de vida como el tabaquismo, la actividad física y el consumo de alcohol, la predisposición a enfermedades cardiometabólicas como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos. Para llevar a cabo el análisis, emplearon técnicas avanzadas de estadística y aprendizaje automático en el análisis de los datos.

El equipo analizó datos de casi cuarenta y cinco mil personas de países de América Latina como Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay, y descubrió que en estos países existe un conjunto distribuido y heterogéneo de predictores sociales relacionados con la disparidad en salud que influyen en la cognición (como los síntomas de salud mental, determinantes sociales de la salud -llamados SDH, por sus siglas en inglés-, educación, actividad física) y la capacidad funcional (síntomas de salud mental, SDH, educación, actividad física, y factores cardiometabólicos). 

La combinación de estos factores, señala el estudio, es “crítica” y no sigue los patrones observados en otras regiones, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios, como Colombia y Ecuador, en comparación con los de ingresos altos, como Costa Rica.

Los hallazgos que arrojó el estudio ofrecen una mirada integral de los niveles del envejecimiento saludable en América Latina, y subrayan “la necesidad crucial de intervenciones específicas para la región que puedan abordar eficazmente el envejecimiento saludable”, señala Ibañez. “Los resultados llaman a los líderes de salud pública a considerar las interacciones complejas de múltiples factores relacionados con las disparidades, o en otra palabra más simple, la pobreza. Ello permitiría desarrollar respuestas preventivas personalizadas y eficientes”, concluye Ibañez.

A futuro, el equipo planea conectar el estudio de las disparidades sociales y de salud con cambios a nivel biológico, como la epigenética y medidas de sobrecarga alostática, es decir, los mecanismos fisiológicos asociados al estrés crónico. El objetivo será lograr una mayor comprensión de las interacciones biológicas y ambientales que determinan el envejecimiento saludable.

(Fuente: Conicet)