Jorge Luis Sampaoli nació en Casilda hace 57 años. Zurdo. Así lo apodan y esa era su principal virtud en sus épocas de futbolista en los diferentes clubes de la Liga Casildense. Tener ese rasgo distintivo le ofrecía la opción de recostarse en puestos donde no hay tantas opciones en el menú de un entrenador. Intentó jugar en la primera de Newell's pero fracasó en su intento. Una lesión y, fundamentalmente, condiciones mentales y futbolísticas, lo dejaron al costado del ambiente de los futbolistas profesionales.

Regresó a la Casildense y empezó a definir su perfil de entrenador. Tomó las inferiores de Alumni, mientras espiaba a Bielsa cada vez que podía colarse en el predio de Bella Vista. Logró títulos y promovió a esos jóvenes a la primera de su club, como fiel reflejo del Loco en La Lepra. En menos de cinco años revolucionó cada institución por la que pasó y dio cuentas que una liga del interior le quedaba chica.

Después de probarse en el ascenso en dos breves pasos por Argentino de Rosario, armó las valijas y se fue a Perú. Sin chapa ni credenciales que lo avalen en su tierra, decidió ser profeta en el extranjero. El exilio fue duro pero trajo sus réditos. A saber: un puñado de partidos en Juan Aurich le valieron el reconocimiento de los jugadores, que lo recomendaron en Sport Boys, el conjunto al que más cariño le tomó por su condición de pueblo de obreros portuarios y gente humilde. Sus buenas campañas lo llevaron al Coronel Bolognesi, elenco de segundo orden que se metió en copas internacionales, con el que a punto estuvo de ser campeón. El paso siguiente fue un club grande, el Sporting Cristal. Su espíritu revolucionario no cayó bien en los caudillos del plantel que propiciaron su salida.  

Para 2008, su destino fue Chile. Más precisamente Rancagua, donde asienta el O'Higgins. Del otro lado de la Cordillera era épocas de enamoramiento con el Bielsismo y Sampaoli fue al lugar indicado. Repitió la fórmula y potenció a varios jugadores que luego se ganaron un lugar en La Roja.

Ecuador fue su próxima parada. En 2010 se calzó el buzo de Emelec y se impuso en la primera mitad del año, donde dejó en el camino al Newell's de Sensini y se metió en la fase de grupos de la Libertadores. El Apertura fue de la Liga de Quito, que al mando de Edgardo Bauza, se quedó con el torneo anual. Fue una frustración para el casildense, que en el verano de 2011 volvió a Chile.

El desafío era la U, que buscó contratar a Diego Simeone y no logró su cometido. Allí tomó el mando el Zurdo y se recibió de DT de grandes ligas. Con un fútbol soberbio y futbolistas potenciados a su máxima expresión, conmovió al fútbol del continente. Le llegó su reconocimiento con el tricampeonato nacional y la obtención de la Copa Sudamericana, frente a la Liga de Bauza.

Para fines de 2012, la selección chilena vivía una crisis. Extrañaba horrores a Marcelo Bielsa pero los directivos habían escogido a Claudio Borghi, con pocos puntos de contacto con el rosarino. Tras un serie de malos resultados, retomaron la senda y fueron por Sampaoli. ¿El resultado? Cómoda clasificación al Mundial de Brasil y una más que aceptable participación que pudo ser histórica, si los penales no le daban el pase a cuartos a los locales.

El bronce debió esperar un año. En 2015 Sampaoli ganó la Copa América, de local, con la Argentina de Messi del otro lado. Una revancha redonda para el pueblo trasandino que nunca, jamás, había obtenido tamaño logro.

En la actualidad, Jorge Sampaoli conduce los destinos de Sevilla. Bajo su tutela los andaluces lograron el mejor semestre en los 120 años de vida. Con el casildense, por primera vez pasaron la barrera de los 40 puntos y se clasificaron a los octavos de Champions. Hoy están cuartos, cumpliendo el objetivo puesto desde un inicio.

Fanático del entrenamiento físico, disimula sus años en un cuerpo trabajado y lleno de tatuajes. Las frases rockeras inundan sus músculos. Los discos de Los Redondos, la etapa solista del Indio Solari y sus amigos de Callejeros lo inspiran a cada paso. Como también lo hacen las series y películas con las cuales se identifica en sus personajes, tal cual le sucedió últimamente con El Ciudadano Ilustre.

Mañana será otro día en el que en cada rincón de la Argentina se hable de Sampaoli. El tipo que salió de una ciudad muy chica y que siempre aspiró a llegar un sitial muy grande.