Si pensaste que el yoga y la cerveza eran incompatibles, llegó el momento de derribar ese mito. Así lo hicieron en Berlín, Alemania, donde la “Beer Yoga” se convirtió en una tendencia que cada vez crece más y más. Esta insólita moda consiste en que los participantes practiquen yoga al mismo tiempo que sostienen una botella de cerveza en sus manos o sobre sus cabezas, mientras toman sorbos entre pose y pose.

Cada clase de “Beer yoga” dura una hora y tiene un precio de 5 euros (alrededor de 85 pesos argentinos), y a cada asistente sólo se le entrega una botella. Las sesiones no se desarrollan en templos sagrados, sino en  bares y lugares al aire libre.

La combinación del yoga con la cerveza es una práctica actual originada en Alemania, más precisamente en Berlín, que rápidamente se convirtió en un éxito en varios países, como en Australia y Tailandia.

Los creadores definen esta práctica como “una combinación entre dos terapias ancestrales, para la mente, el cuerpo y el alma”. Y aseguran, a modo de slogan, que “desafía a tu cerebro a permanecer en equilibrio”.

Esta nueva disciplina fue recibida de buena manera en muchas partes del mundo pero también fue criticada y hasta considerada un chiste, por lo que Juhla, su fundadora, explica que "el Beer Yoga es divertido, pero no es una broma; tomamos la filosofía del yoga y la emparejamos con el placer de beber cerveza para alcanzar su nivel más alto de conciencia".

El yoga nació en la India y es una práctica de meditación muy común en el hinduismo, de tradición milenaria, que cada vez suma más adeptos. La cerveza también es milenaria y es de público conocimiento la cantidad de fieles que la veneran desde el primer día, en todo el mundo. Probablemente, la cerveza y el yoga tengan más en común de lo que creemos.