La función del adulto es ser un referente para sus hijos. Porque los hijos copian en función de lo que se les muestra. Si no quiero que mi hijo haga algo, no debo hacerlo yo tampoco. Si tiro un papel en la calle, él lo puede hacer. Lo mismo si grito, él puede también gritar. No alcanza con el decir, hay que ser coherente entre el decir y el hacer. 

Antes, quizá, había límites más claros en las instituciones. Hoy las instituciones ya no cumplen la función de regular la norma, de enlazar, como hacían antes. Instituciones como la familia, la iglesia, el club o la escuela, ya no funcionan como lazos sociales. Parece que las escuelas están solas, trabajando a cielo abierto, haciendo lo que pueden. Y la gente replica lo que pasa en la sociedad: un vale todo.

Es un desafío cambiar la situación. Es clave repensar la figura de la autoridad pero no desde el autoritarismo, todo lo contrario, no es volver tiempo atrás. Es analizar de qué manera se puede construir la autoridad con los hijos, en la familia, y con los estudiantes, en la escuela.

La función de los padres es primordial. A veces la escena televisiva reemplaza a la escena familiar. Entonces apaguemos la tele durante 20 minutos al cenar, que quizá es el único momento de encuentro en la familia y hablemos. Hablemos de lo que nos pasa en el día. Hablando vamos a poder solucionar y prevenir algunas problemáticas.

Hablemos de violencia urbana, de la violencia en la gente. Pero no como algo ajeno sino como algo que nos atraviesa a diario. Intentemos ver cómo puede abordarlo cada uno, desde su lugar. Dejar pasar al peatón en esquina puede parecer algo simple, una pavada quizá, pero es algo que hace a la convivencia urbana.

Hay que volver a pensar la convivencia urbana y el rol del estado. Si es necesario, plantear una estrategia. No responsabilicemos a la escuela de lo que está pasando. La escuela puede construir autoridad y participar con acciones, pero de ninguna manera puede ser la absoluta responsable. la escuela puede ayudar, hablando con los chicos y también hablando con los padres para concientizar a los chicos de que no se pueden hacer algunas cosas y que se debe trabajar para mejorar la convivencia urbana.