Esta semana debía ser decisiva para el uso del glifosato en Europa, ya que se reunía el Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos de la Unión Europea para decidir sobre la renovación de su licencia.

Dicha habilitación para los productos que contienen este químico caducó en junio de 2016, pero obtuvo una renovación temporal por la falta de acuerdo entre estados miembros que expira el próximo mes de diciembre.

En principio, la propuesta que defendía la Comisión Europea era de una renovación por 10 años, pero después de la oposición expresada por países como Francia y el propio Parlamento Europeo en una sesión realizada también en los últimos días, había quedado fijada en un plazo de entre cinco y siete años.

Sin embargo, la Comisión decidió posponer el voto para una próxima reunión, después de que los Estados miembros concluyeran el encuentro sin acuerdo. 

La propuesta de la Comisión Europea considera que, en base a los estudios de los organismos técnicos del grupo de los 27, no existen pruebas que demuestren que el glifosato sea una substancia probablemente cancerígena.

Pero esta valoración fue muy criticada por algunos países y organizaciones por no tener en consideración la decisión adoptada en 2015 por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, entidad oficial de la Organización Mundial de la Salud, en la que se incluyó al glifosato en la lista de productos o agentes que provocan cáncer en humanos.

El PE pidió a la Comisión que no renueve la licencia a final de este año y que adopte las medidas necesarias para eliminar gradualmente la sustancia activa glifosato de la Unión Europea a más tardar para el 15 de diciembre de 2022, además de una prohibición inmediata de su uso no profesional, así como en parques públicos, jardines y zonas de juegos infantiles.