Descendientes de los africanos y afroargentinos esclavizados durante el período colonial y los 50 años siguientes reclaman dejar de ser “los desaparecidos de la historia oficial” sobre la independencia argentina, que también tuvo entre sus protagonistas a negros invisibilizados o “blanqueados” como el sargento Cabral o la denominada “madre de la patria”, la capitana María de Remedios de Valle. 

Estos grupos pidieron también que en los actos escolares no se soslaye que era en su condición de esclavizados que ejercieron la venta ambulante frente al Cabildo y que no se pinte la cara de los niños con corcho quemado para representarlos, por ser “ofensivo”.

“Nuestros mayores fueron raptados y traídos en calidad de esclavos. Por eso, no somos migrantes sino una de las tres patas sobre las cuales se conformó la Argentina”, aseguró en declaraciones a la prensa Carlos Lamadrid, secretario de la Asociación Misibamba de afroargentinos del tronco colonial. 

Este activista que lleva el apellido que le legó su ancestro, el general Gregorio Aráoz de Lamadrid, expresó que el reclamo "es la inclusión en la historia oficial porque hay una parte que no se cuenta y mientras los pueblos originarios están recuperando alguna visibilidad, de los esclavizados se habla muy poco” .

Al momento de la Revolución de Mayo, de la que se cumplen 207 años, aproximadamente un 30% de la población de lo que más tarde sería la capital argentina la constituían africanos o afrodescendientes esclavizados, lo que incluye tanto a aquellos que efectivamente estaban reducidos a la servidumbre como los que habían logrado comprar su libertad o la habían adquirido fugándose. 

“Los esclavizados fueron parte activa en las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la Independencia. No es que se los mandaba como carne de cañón, muchos iban con la convicción de estar defendiendo la patria”, aseguró Lamadrid.

Es que más allá de la consustanciación con unos ideales que hacían prever una pronta abolición de la esclavitud, los negros encontraron en el Ejército patriota un nuevo camino a la libertad a través de las manumisiones con las que se premiaba su participación en las campañas, así también como de ascenso social.

Y sin bien no fueron pocos los episodios heroicos que los tuvieron como protagonistas, la historia oficial construida a finales del siglo XIX no sólo negaría protagonismo a los héroes afrodescendientes, sino que, cuando les permitía el acceso a la "Historia", primero los sometía a un proceso de “blanqueamiento”, empleando modelos caucásicos para dibujar sus retratos, por ejemplo.

“Se buscó construir una historia a la carta, con un fuerte entusiasmo eurocentrado que gravitó la Generación del '80 y un punto de vista darwinista, según el cual los negros e indígenas eran naturalmente primitivos y lo único que quedaba era esperar que desaparezcan o desaparecerlos física y simbólicamente”, explicó el titular de la Cátedra Libre de Estudios Afroargentinos y Afroamericanos de la Universidad de La Plata, Pablo Cirio. “Y al mismo tiempo se fomentó la inmigración ultramarina con el objetivo de 'blanquear' la sociedad a través de una transfusión de sangre blanca y europea”, agregó el antropólogo.

Entre los afrodescendientes esclavizados que se destacaron por su participación durante la gesta independentista está el sargento Cabral, que salvó la vida del general José de San Martín en la batalla de San Lorenzo, o el “Negro Ventura” que un año antes había delatado a su amo, frustrando así una acción contrarrevolucionaria que pasaría a la historia como “la Conspiración de Álzaga”.

Otras figura fue “El Negro Falucho”, soldado de San Martín fusilado al negarse a reemplazar la bandera criolla por la realista en el fuerte peruano de El Callao; y María Remedios Valle, quien integró el Ejército del Norte del general Manuel Belgrano y combatió junto a su marido, además de asistir a los heridos como enfermera.

A la ausencia de estas historias en los manuales se suma que en la única representación escolar en la que aparecen afroargentinos es en el Cabildo del 25 de Mayo, pero como personajes subalternos y ocultando que no eran cuentapropistas.

“Es una manera de situarlos en la prehistoria de la patria porque ya en los actos del 9 de Julio, no están. Tampoco se los muestra como esclavos y hay un personaje ausente: el del esclavista. Normalmente servían en la casa del amo hasta el mediodía y después podían dedicarse a un oficio o labor, de la cual le tenían que darle la mitad. No es que eran monotributistas”, explicó Cirio.

Lo que se representa “es la historia de las revistas escolares”, según la cual “los vendedores salían alegres a vender”, porque a diferencia de otros países acá “se los trató bien”. “Los afroargentinos aún hoy cuentan otra historia de la esclavitud y esa historia está viva. Documenté muchos testimonios transmitidos oralmente y son historias de mucho sufrimiento”, dijo.

Por otro lado, sigue vive la costumbre pedagógica de pintar con corcho quemado la cara de los niños que tienen que representar a un mazamorrero, velero, farolero o lavandera afrodescendiente en los actos escolares.

“Es una ofensa que se viene repitiendo desde hace muchos años porque el blanco siempre se pintó parodiando, en tono de burla, a los afrodescendientes”, recordó Lamadrid.