El Papa Francisco llegó este miércoles a la ciudad de Bogotá para iniciar una visita pastoral de cinco días a Colombia que incluye, además de la capital, las ciudades de Villavicencio, Medellín y Cartagena. Al aterrizar en la base militar de Catam, fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos. Luego, a bordo del papamóvil recorrió los 15 kilómetros que los separan de la nunciatura apostólica, donde pasará las cuatro noches. Una multitud de colombianos salió a las calles para ver de cerca y saludar al Sumo Pontífice argentino.

Al llegar a Bogotá, Francisco saludó con un apretón de manos a Santos y a su esposa, con quienes conversó brevemente, así como al nuncio apostólico Ettore Balestrero, y al cardenal primado de Colombia, Rubén Salazar. El pontífice, el presidente y la primera dama colombiana se desplazaron luego por una alfombra roja, conversando de manera animada, mientras la Orquesta Sinfónica Nacional interpretaba el coro inicial de "Gloria", de Antonio Vivaldi.

Enseguida Francisco recibió una paloma de la paz que le presentó Emmanuel, el hijo nacido en el cautiverio de Clara Rojas, política que estuvo casi seis años secuestrada por las FARC. Después de los saludos protocolarios, dos grupos folclóricos bailaron danzas típicas colombianas. El papa rompió el protocolo para abrazar a varios discapacitados, entre ellos militares y policías heridos en combate, uno de los cuales le entregó un pequeño obsequio, así como a niños con Síndrome de Down.

Tras ese momento, recibió un manojo de rosas de una niña y bendijo varios objetos y agua que le presentaron las personas a las que abrazó, entre las cuales había también ancianos.

Luego se subió al papamóvil para desplazarse a la nunciatura apostólica. El vehículo blanco, precedido por decenas de policías en motocicletas, tomó la Avenida el Dorado, que comunica al aeropuerto con el centro de la ciudad, donde miles de personas lo saludaban con gritos, banderas y pañuelos blancos, y los más entusiastas corrían algunos metros detrás de la caravana para no perderse el momento.

Tal fue la cantidad de público que se acercó a presenciar el paso de Francisco que el papamóvil se detuvo por unos minutos al acercarse al centro de la ciudad. A los gritos de "Francisco, Francisco", la multitud congregada en la Avenida El Dorado superó pacíficamente el cordón policial para ver de cerca e incluso tocar al papa, que no perdió la sonrisa y siguió impartiendo bendiciones.