Multas impagables, tarifazos, baja del consumo y habilitaciones que nunca llegan, son algunas de las piedras que desde hace rato encuentran en el camino los espacios culturales de Rosario. Y algunos ya no pueden más. El comienzo de año los encontró verdaderamente complicados y a esta altura muchos analizan seriamente la posibilidad del cierre. Otros, con algo más de aire, todavía hacen magia en la “tesorería” para seguir adelante.

La asociación civil Tocolobombo, formada por músicos de la ciudad, perdió su sede de Francia 149 a partir de las denuncias de una vecina que derivaron en inspecciones y el posterior pedido de cierre. Su referente, Carlo Seminara, contó a Rosarioplus.com que pese a mil intentos no consiguieron la habilitación municipal para el inmueble y ahora deberán subsistir desde el subalquiler de espacios.

“Vienen, clausuran y no te asesoran. Nos dijeron que habilitemos como sala de ensayo, pero no somos sala de ensayo. Entonces dijeron que seamos un bar, pero no vendemos ni agua”, lamentó Seminara.

El referente de Tocolobombo también recordó una anécdota con inspectores municipales, que el año pasado llegaron al lugar con serias intenciones de clausurarlo justo dos días antes del inicio del tradicional festival Rosario Repercute que organiza el grupo de músicos. “Vinieron directamente con la faja y para que no nos cierren tuve que explicarles que el festival había sido declarado de interés municipal y que tenía el apoyo de la Provincia. Estaría bueno que se den cuenta de la contradicción”, disparó.

Seminara, que al igual que sus pares de otros espacios culturales milita por la obtención de una ley que los ampare, concluyó que con las políticas actuales “apuntan a que cada uno se quede encerrado en su casa mirando televisión”.

Todos en la misma

El Olimpo, Let’s Dance, Stop in Brasil, El Espiral, La Chamuyera (sin local), Casa Fractal y otros tantos espacios culturales están con la soga al cuello. Desde el Ecur confiaron a Rosarioplus.com que por estos días cada uno de ellos hace lo que puede por seguir adelante con la actividad, todo mientras continúan en la lucha conjunta por conseguir una nueva ordenanza y discuten con los inspectores municipales que noche a noche revisan cada lugar con lujo de detalles.

Desde la esquina de Callao y Güemes, donde desde hace uno siete años funciona Let’s Dance, enviaron una carta a algunos medios de comunicación con la intención de dar a conocer la realidad que atraviesan. Allí afirman entre otras cosas que las costosas multas y sanciones que en algunos casos llegan a la clausura los tienen “al borde del cierre”.

Algo parecido ocurre con El Espiral, de Ituzaingo y España (“este año abrió de milagro”, dijeron), La Chamuyera (por estos días buscando nuevo edificio), y otros con más años de historia como el clásico Olimpo de Corrientes y Mendoza. En el camino quedó Habitando Sensaciones, uno de los pocos espacios culturales que funcionaban en la zona oeste de la ciudad.