“Antes se trabajaba, se vendía y se crecía, hoy no se trabaja, no se vende, solo se subsiste”. Gerardo Cucco lanza frases en su afán de graficar su angustia. Elige la comparación de un “antes” y un “ahora” para explicar la magnitud de la crisis que atraviesan la mayoría de las pymes del país. Dice que “antes” no era todo “color de rosas, ni mucho menos”. Había que lidiar con ciertos escollos a la hora de producir, como la inflación, el atraso cambiario o la alta carga impositiva. Pero “ahora” esas variables se agudizaron y se agregaron otras que parecían enterradas: la estrepitosa caída del consumo y la apertura de las importaciones.

Cucco tiene 57 años, desde los 16 que recorre los pasillos de Wyler´s, una histórica fábrica de calzado de la localidad de Alcorta, a 95 kilómetros de Rosario. Aprendió el oficio escuchando a su padre, el mentor del negocio. Luego tomó las riendas para continuar el legado familiar. “Aposté toda mi vida a esto, es lo único que se hacer”, dice entre orgulloso y preocupado ante el llamado de Rosarioplus.com. La consulta periodística tiene un motivo: saber el estado de una empresa que el año pasado fue noticia por la reducción del 40% de su personal y por la carta que un grupo de trabajadores le envió al presidente Mauricio Macri.

“Cada vez peor, estamos haciendo malabares. Si el gobierno no cambia de política o no ayuda al sector, no le veo una salida a esta delicada situación. Hay fábricas que ya cerraron y otras estamos muy lastimadas, ya no nos queda oxígeno. Es momento de tomar decisiones duras a las cuales me resisto”,  lanza a modo de catarsis ni bien se enciende el grabador.

Wyler´s emplea actualmente a 110 trabajadores. Tenía una plantilla de 150, pero el año pasado se redujo considerablemente tras un ofrecimiento de retiro voluntario que aceptaron 40 operarios. Alcorta tiene un total de 600 empleados registrados en la industria y el comercio, el 20% se desempeña en esta fábrica de calzado.

Su especialidad son los zapatos de buena calidad y las zapatillas de cuero. Entre sus clientes tiene a grandes marcas como Grimoldi o Storkman. También tiene una marca propia llamada Pataugas. Hasta principios del 2016, la fábrica caminaba sorteando algunos obstáculos y desniveles. “De repente llegó la noche más oscura que vi en mi vida”, dice Cucco. El nuevo modelo económico acorraló el negocia hasta el abismo.

Hoy sus principales clientes le exigen que importe la capellada (del calzado) en vez de producirla aquí, lo que representa el 70% de la mano de obra. “Me resisto a importar, sería dejar a la gente sin trabajo. Pero en algún momento tendré que hacerlo, el modelo me empuja a eso. No puedo creer que el gobierno no reaccione, que haga oídos sordos”, se queja.

Las cifras del Observatorio de Importaciones de Santa Fe avalan la descripción que hace el empresario. En 2016 --mayormente de China, India, Pakistán y Brasil— se importaron 7 millones más de pares de zapatos que en 2015 y 12 millones más que en 2014.

Cucco aclara que no va a “enfermar la vida detrás de un negocio que no va”. “Lo increíble es que no va más de repente. Después de 42 años el negocio no es más viable. No se trata de invertir plata, de buscar la máquina más poderosa o de conseguir financiación. Ni si quiera se trata de arriesgarlo todo para recuperar la plata en cinco o seis años. Hoy no hay condiciones para producir en Argentina”, explica.

A su juicio, la situación es más “angustiante que en 2002”, luego de la fulminante crisis de 2001. “En aquella oportunidad estaba la banca rota y los cheques rebotaban por todos lados. Pero apareció una luz y se empezó a trabajar mucho. Esto es al revés, te vas gastando la plata que hiciste en los últimos seis años y no hay luz alguna, es todo oscuridad”.

En los últimos meses, Cucco estuvo viajando por Europa para intentar abrir nuevos mercados. Estas últimas semanas se recorrió toda la provincia de Buenos Aires. Repite que la solución no la tiene el empresario “con más ingenio, más esfuerzo o más inversión”. “Si el gobierno no cambia el rumbo económico, esto no tiene solución. No depende de nosotros”.

La mano viene tan torcida que ni siquiera avanzaron las negociaciones impulsadas por el ministerio de Producción de Santa Fe para que Wyler´s pueda acceder al auxilio del programa Repro, un subsidio para pymes en problemas lanzado por el kirchnerismo, que el gobierno prorrogó hasta fines del 2017. “Llenamos todos los papeles, pero seguimos esperando por una respuesta”, concluye Cucco.

Su angustia y preocupación se multiplica por 110 en Alcorta. Los trabajadores de Wyler´s temen cada vez más por sus fuentes laborales. La carta que mandaron en agosto del año pasado al buzón de Casa Rosada de nada sirvió. “Le pedimos tenga a bien tomar en cuenta a la clase trabajadora no solo de nuestro pueblo, Alcorta, sino de un país entero que quiere seguir avanzando”, concluía el texto. Ahora, todos se conforman tan solo con subsistir.