“Este caso no tiene que ver con las picadas. A mí me gustan, tengo auto para correrlas, pero ni loco voy a acelerar por 27 de Febrero de esa manera, ni yo ni ninguno de los que corremos picadas vamos a hacer esa boludez total”, afirma convencido Leonel Morelli, empresario amante de las picadas que desde hace dos años insiste con un proyecto para construir un picódromo en algún terreno de la ciudad que la Municipalidad le ceda. En diálogo con Rosarioplus.com, el hombre defendió su iniciativa y despegó al mundillo de corredores de picadas de la tragedia que acabó con la vida de un hombre de 54 años en la madrugada del domingo.

Morelli se preocupó en diferenciar a los corredores de picadas con autos preparados especialmente para tal fin de los jóvenes que aceleran en carreras callejeras sin pensar las consecuencias. En concreto, se distanció de los dos jóvenes que protagonizaron la tragedia del pasado domingo. “No son corredores de picadas de ninguna manera, y caímos en la volteada un montón de otros a los que nos gusta correrlas”, se lamentó. Enfatizó: “Nadie que tenga autos de carrera hace esas pavadas”. En ese sentido, advirtió: “Si yo soy consciente no voy a querer chocar en una esquina, estos pibes no entienden nada”. Abundó: “Cruzaron la calle y aceleraron hasta los 120 metros que tiene la cuadra sin parar, cuando ves el video, ellos pisan el freno recién cuando le están por pegar al auto”.

Para el empresario, que es también piloto de jet sky y de rally, a los corredores de picadas lo que les gusta es “subir el auto al tráiler, llevarlo al picódromo, bajarlo, tocarle el motor”. Se defendió: “Yo no voy a salir a la calle con mi auto a acelerar, si se me escapa mato a alguien, estos pibes están todos locos”. De todos modos, reconoció que hay corredores de picadas que, ante la ausencia de un circuito legal donde correr, terminan probando los autos en la vía pública. “Siempre tenés alguno que quiere probar el auto y lo saca a la calle, pero eso no lo vamos a poder controlar nunca ni aunque tengamos el mejor picódromo del mundo, es por falta de educación, pero si tenés un picódromo, todos van a estar esperando a que abra para poder probar los autos”, evaluó.

Por eso, Morelli insiste: “Necesitamos un picódromo urgente”. El empresario recordó que hace dos años, en un encuentro con Mónica Fein, la intendenta le pidió que “le diera una mano” con la creación de un picódromo. “Conseguí inversores, presenté un proyecto y lo consideraron viable, nos dieron unos terrenos en el límite con Ibarlucea, pero uno pertenecía a un empresario que no quiso cederlo porque tiene barrios privados cerca y no quería ruidos”, explicó.

“Está el ok de la intendenta, del secretario de Gobierno, pero el problema es el terreno, no lo están consiguiendo. Hace 5 o 6 meses quedaron en comunicarse conmigo para darme otro terreno, pero está muy lento”, se lamentó Morelli, quien dice no creer en que “haya un problema de prejuicios, sino de no sentarse a decidir dónde hacerlo”.