El presidente Mauricio Macri y el gobernador Miguel Lifschitz mantuvieron una reunión fuera de agenda en buenos términos, dejando de lado los chispazos habituales entre ambas administraciones, como ocurrió en el Día de la Bandera donde reinó la indiferencia. Charlaron de obras en Santa Fe, de la deuda histórica pero sin el tamiz de la campaña electoral.

El gobernador se refirió al encuentro y a la decisión de dejar atrás la tensión política al menos por esta vez: “Hay un reconocimiento del lugar de cada uno, y que a los efectos de garantizar la gobernabilidad y el funcionamiento institucional debe haber un dialogo entre los referentes. Más allá, como es obvio, en lo político estamos en posiciones enfrentadas, y vamos a competir electoralmente en la provincia, en Santa Fe y en Rosario especialmente”.

Un dato no menor es que la reunión fue casi casual, agregada a la agenda aprovechando el paso del presidente sobre Santa Fe para apoyar a los candidatos de Cambiemos en territorio santafesino. Incluso se coincidieron en que la administración provincial reduzca el impuesto a los Ingresos Brutos para abaratar los créditos hipotecarios y que adhiera a la ley Pyme para fomentar su desarrollo.

“Diferencias políticas claras, competencia electoral pero mi responsabilidad es trabajar por los temas para los santafesinos”, afirmó el gobernador para dejar en clara su postura.

Macri planteó al gobernador que Santa Fe adhiera a la ley Pyme que, dijo, "es algo muy bueno e involucra a 800 mil empresas" en todo el país. Lifschitz sostuvo, por su parte, que su gobierno envió a la Legislatura el proyecto de ley para reducir la alícuota de Ingresos Brutos a los créditos hipotecarios, "que es un tema que yo sé que al gobierno nacional le interesa y con el que compartimos el objetivo", remarcó.