La iglesia puso en marcha una propuesta de "reconciliación" tras lo ocurrido durante la última dictadura cívico-militar, pero la propuesta no fue bien recibida por los referentes de las organizaciones de Derechos Humanos.

Los obispos, que apuntan a "sanar heridas" de dicho período, buscarán iniciar, en la 113° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, un "tiempo de reflexión sobre los acontecimientos ocurridos durante la última dictadura militar" que "comenzará con la escucha de algunos testimonios de familiares de personas que sufrieron las consecuencias de este período marcado por la violencia en distintos ámbitos de la sociedad".

"Para llegar a la reconciliación se necesitan dar pasos muy concretos: primero, el reconocimiento de la culpa, que los militares no lo tienen; segundo, el arrepentimiento; tercer, el derecho de verdad, justicia y reparación del daño hecho; luego el pedido de perdón y después la reconciliación", explicó Adolfo Pérez Esquivel, activista por los Derechos Humanos, en diálogo con Leo Ricciardino en Sí 98.9.

El titular de la Comisión Provincial de la Memoria (por Buenos Aires) admitió que "alguna vez hay que comenzar a ver si es posible cerrar las heridas" pero aclaró que primero se debe realizar un proceso de justicia.

"Los desaparecidos son un duelo en suspenso y eso es muy difícil llegar a la reconciliación, es un crimen que no prescribe en el tiempo", remarcó Pérez Esquivel y agregó: "No se puede hablar de los dos demonios, de que acá hubo una guerra, eso es falso. La mayoría de la gente que se hizo desaparecer eran trabajadores sociales, no tenía nada que ver con la guerrilla".

Por su parte, Estela de Carlotto, titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, también cuestionó la intención del Episcopado y consideró que “es herir susceptibilidades" y "abrir una brecha más que cerrarla”.

“No tenemos que reconciliarnos con nadie. Yo no agravié a nadie, fui agraviada con el asesinato de mi hija y el robo de mi nieto. Es un disparate. Es herir susceptibilidades, es como abrir una brecha más que cerrarla”, planteó Carlotto en declaraciones a radio El Mundo y agregó: “Acá no hay odio, no hay rencor, ni revancha. Tuvimos la paciencia de esperar 40 años. Se cometió un genocidio y se declaró delito de lesa humanidad. Hay que buscar la reparación por medio de la justicia y del respeto a la verdad absoluta”.

En cuanto al anuncio que realizará la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) de un protocolo para la consulta de los archivos de la dictadura, la integrante de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, definió como "una hipocresía más" la decisión de la iglesia, por considerar que se tratan de "las mismas cartas" que, en aquella etapa, remitían las organizaciones de derechos humanos que buscaban a las personas desaparecidas, víctimas del terrorismo de Estado.

Con ese argumento, Cortiñas reclamó a la Iglesia que "abran" sus archivos "en serio" porque en la institución "saben la verdad" sobre lo sucedido en la última dictadura cívico-militar ya que "entraban a los campos de concentración, palmeaban a la gente sangrante, torturada, diciéndoles que hablaran porque, si no, seguiría la tortura", y también -indicó- "hacían de puentes para la entrega de los bebés de las mamás cautivas que daban a luz". 

"Basta de hipocresías, de ocultamiento y de silencio de la Iglesia. Son las mismas cartas que llevamos al Episcopado y al Vaticano pidiendo que se ocuparan de lo que había pasado con nuestros hijos", explicó Cortiñas al referirse a la desclasificación de de esos documentos, que se concretará ahora y que había sido anunciada en octubre pasado en forma conjunta por el papa Francisco, el Vaticano y la Conferencia Episcopal Argentina.