El presidente Donald Trump comprometió a las tropas estadounidenses a una guerra abierta en Afganistán, lo que fue bien recibido por el gobierno del país surasiático, pero los insurgentes talibanes respondieron que convertirá al país en un "cementerio para el imperio estadounidense".

En un discurso pronunciado desde la base militar de Fort Myer, en el estado de Virginia, Trump recalcó que serán las "condiciones" en Afganistán las que indiquen los vectores que definan esta nueva estrategia en la guerra más larga de Estados Unidos.

"Una retirada apresurada crearía un vacío que los terroristas, incluidos el ISIS y Al Qaeda llenarían de inmediato, tal y como ocurrió antes del 11-S. Y, como sabemos, Estados Unidos se fue de Irak de forma equivocada y apresurada", dijo el mandatario, culpando a su predecesor Barack Obama de esto último.

"Ya no vamos a construir naciones, vamos a matar terroristas", concluyó Trump, y dejó claros los alcances y expectativas de la nueva estrategia.

Tras el anuncio, los talibanes advirtieron en un comunicado de su portavoz, Zabihullah Mujahid, que el país asiático se convertirá en el "cementerio" de Estados Unidos y que los insurgentes continuarán en su lucha hasta que las fuerzas estadounidenses abandonen el país.

"Mientras un soldado de Estados Unidos permanezca en el país,continuaremos con nuestra yihad contra ellos con la moral fuerte, con plena voluntad y más sobriedad", detalló el vocero talibán.

Poco después, el presidente afgano, Ashraf Gani, agradeció el anuncio que apoya los esfuerzos del país "por alcanzar la autonomía y a la lucha conjunta para liberar a la región de la amenaza del terrorismo", según señaló en un comunicado.

Según Gani, la nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán pone un énfasis particular en el respaldo al Ejército afgano: doblar el número de las tropas especiales, mejorar las fuerzas aéreas o un mayor asesoramiento.

Aunque Trump no precisó el número de tropas que enviará, fuentes del Congreso citadas por medios locales apuntan a que serán alrededor de 4.000 los militares que engrosarán las filas estadounidenses en el país asiático, donde ya hay destinados unos 8.400 soldados como parte de ese operativo de asistencia y en tareas antiterroristas.

La Otan, por su parte, sigue con unos 13.000 soldados en tareas de asesoramiento y capacitación en el país, donde según el informe del Inspector Especial para Afganistán (Sigar) de Estados Unidos, la guerra está "estancada", con los insurgentes controlando el 40% del país.

(Télam)