La muerte de Emanuel Balbo, el hincha de Belgrano arrojado desde una tribuna del "Mario Alberto Kempes" en el clásico con Talleres, volvió a desnudar las falencias de un sistema que de ninguna manera cumple con su cometido: terminar con la violencia dentro de los estadios. La medida que impide el acceso de hinchas visitantes (que ya lleva cuatro años en Primera División) evidentemente no es el camino. Y es que el inconveniente no sólo está en la “popu”. Desde la ONG Salvemos al Fútbol, presidida por el ex juez Mariano Bergés, el reciente caso “expone que la violencia tiene muchas formas” y no pasa únicamente por un grupo de personas decidido a imponer su hombría en el territorio.

“La prohibición de los hinchas visitantes es el punto máximo de una concepción de hacer política pública sostenida sobre el control y la prevención, y al mismo tiempo sobre la concepción de que la violencia es efecto y producto de 20 o 30 barra bravas”, dijo a Rosarioplus.com el licenciado Federico Czesli, miembro de la ONG.

Para Czesli, la muerte de Balbo demuestra que “existe una raíz cultural que atraviesa no solamente a un grupo de personas, esas que están orgullosas de la violencia que los constituye como gente con honor en el barrio”. El quid de la cuestión está un poco más allá de las gradas o de lo que se en este caso se define como “territorio”. La violencia es estructural.  

Una de las hipótesis del caso menciona que momentos antes de ser arrojado desde lo alto Balbo fue señalado como simpatizante de Talleres, cuestión que despertó la bronca de otros a su alrededor. “Toda la hinchada, más allá de agresores y agredido, legitima que alguien del adversario no puede estar en el territorio”, amplió Czesli.

Por otra parte, consultado respecto de la posibilidad de asistir a un cambio de paradigma en cuanto a las políticas de prevención (a partir del nuevo gobierno y el cambio de mando en AFA), el representante de Salvemos al Fútbol recalcó que observa “una continuidad, sin cambios”.

“Las políticas públicas para frenar el problema siguen enfocadas en puntualizar que la violencia es efecto de un pequeño grupo y se desliga de la violencia económica, policial, estructural (con jugadores heridos o muertos por chocar contra el muro perimetral) e incluso entre futbolistas dentro del campo de juego. Se siguen enfocando en poner más cámaras, alambrados, entrecruzamiento de datos. En ningún caso se trabaja sobre las condiciones culturales”, concluyó Czesli.