Norma Quiroga tenía 53 años cuando murió violada, golpeada y estrangulada por su pareja, Rubén Lucio González, el 28 de agosto de 2019. Esto ocurrió como fatal epílogo de un mes en el que la mujer y su hija vivieron privadas de su libertad, encerradas en una modesta vivienda del barrio Bolatti, extremo sudoeste de la ciudad.

La pareja y su hija habían arribado a Rosario desde la provincia de Chaco un tiempo antes, y se instaló en pasaje 1821 al 6200, lugar en el que ocurrieron los hechos que ahora fueron llevados a juicio bajo el tribunal integrado por Rodolfo Zvala, Ismael Manfrín y Nicolás Vico Gimena.

El fiscal Gastón Ávila a cargo de la causa pidió en la audiencia la condena a prisión perpetua para González, y destacó que desde los inicios de esa relación el hombre ejerció violencia de género en forma física, psicológica, sexual y económica contra Norma.

Según afirmó el fiscal, al menos desde principios de agosto de 2019 mantuvo recluidas en su vivienda a las mujeres de su familia bajo amenaza de muerte. Para ello tapió las ventanas y puertas para impedir que salieran de la casa. Durante alrededor de un mes de encierro no les proporcionó suficiente comida ni atención médica, lo que a su hija le produjo graves problemas de salud.

Laura G, hija de este matrimonio, es la principal testigo de la causa y por indicación de los profesionales que la atendieron debió declarar en cámara gesell –mecanismo de interrogatorio judicial que se realiza con menores de edad- pese a tener más de 30 años.

El escabroso desenlace ocurrió el 28 de agosto de 2019, cuando González abusó sexualmente de Norma con un objeto contundente, la golpeó y acabó por ahorcarla hasta la muerte.

El pedido de perpetua fue bajo las calificaciones de autor de privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida mediante amenazas y violencias y por haber causado un grave daño a la salud, abandono de persona agravado por el vínculo, abuso sexual con acceso carnal agravado, y homicidio calificado por el vínculo de pareja y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando contexto de violencia de género.

La defensora pública Susana Brindisi solicitó la absolución de su defendido, y aseguró en la audiencia que “el acusado no estaba en su casa en el momento en que Quiroga fue asesinada” y precisó que podrá probarlo mediante testigos que declararán en el juicio.