Los curiosos se acercan a la barranca para ver el fenómeno. Cientos de vecinos deambulan a menudo por el parque Regional Sur, para hacer ejercicio, para pasear la mascota o simplemente para disfrutar del verde. Esta vez, el interés es distinto. La tradicional cascada del arroyo saladillo engañó a todos y se fue de su lugar.

La intensa lluvia que cayó en el sur santafesino provocó que los canales aliviadores se vieran saturados. La gran cantidad de agua que regó los campos pampeanos se trasladó a toda velocidad por ríos y arroyos. El Saladillo no fue la excepción de esta problemática.

“La cascada estaba cuarenta metros más allá, en un día se corrió un montón”, comentó uno de los vecinos del barrio saladillo que observaba este martes el arroyo con algo de nostalgia. Eran cada vez más los automovilistas y ciclistas se tomaban un descanso a orillas del arroyo para disfrutar del fenómeno. 

Entre las personas curiosas estaban Sergio y Susana. Vecinos de la zona sur, viven en San Martín y Arijón. “El arroyo se volvió tan grande en los ochenta, cuando Usandizaga hizo varios canales en Villa Diego porque se inundaba siempre”, explicó el historiador barrial, que sólo habla de lo que conoce porque lo vivió. 

En los tiempos donde se creía que las aguas del arroyo Saladillo tenían propiedades curativas, los rosarinos se concentraban alrededor del arroyo para tomar sol y pescar, las aguas albergaban peces que se desviaban del Paraná. “Cuando tenía trece años, venía a pescar al arroyo. Estaba más cerca del Paraná y salían muchos dorados”, recordó Sergio. Susana también disfrutó del parque desde chica y comentó que era habitual ir a tomar mates y tomar sol con los pies en el agua.

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El panorama actual es diferente al de antaño. Los vecinos casi no pueden tener contacto con el agua, la barranca presentan barreras para evitar accidentes y la pesca es algo impensado. Además, las reiteradas lluvias y el gran caudal diario que tiene el canal fueron corriendo a la cascada hacia el oeste. Con las inundaciones y los temporales la brecha entre la precipitación y el puente de calle Ayacucho es cada vez más estrecha.