“Jugamos un partido brillante", dijo Edgardo Bauza con su rostro parco frente a los micrófonos. Caía de maduro que la frase estaba premeditada, con una evidente intención de hacer ruido en una prensa sedienta de declaraciones, luego de que los jugadores decidieran no hablar más con los medios.

Dos días después, el técnico reconoció su estrategia con la prensa, que se asemejaba más a una tomada de pelo que a un análisis de un profesional. "Con mis declaraciones llevé al periodismo adonde yo quería; que se la agarren conmigo y que dejen a los jugadores tranquilos", lanzó en declaraciones a La Oral Deportiva.

Todo aquel que haya mirado el partido de la selección llegó a la conclusión de que jugó un partido muy malo frente a Chile más allá de la victoria. Todos, excepto Bauza. Pero incluso con los trapitos al sol, siguió con su postura: reconoció a medias que el equipo jugó mal.

"La gente quería ganar, después vienen los análisis y todo lo demás. Yo sigo diciendo que Argentina jugó un partido brillante, defensivamente tremendo… Después hay cosas que mejorar pero nos sacamos un rival durísimo de encima y acomodamos al equipo en la tabla", subrayó.