La centralidad política de Cristina Fernández de Kirchner vuelve a ser noticia. Tras el acto clave en la cancha de Arsenal, la ex presidenta oficializó ayer después de tanto misterio y especulación, su candidatura a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires. Es una mala noticia para Sergio Massa que se presenta para la misma categoría y tendrá mucho menos margen para escaparle a la polarización.

Para el gobierno de Cambiemos es una oportunidad de, precisamente, profundizar esa polarización, aunque las opiniones en la coalición de gobierno están divididas acerca de los supuestos beneficios de tener a Cristina en cancha. No hay que apresurarse y creer que aquí estarán en competencia el volumen político de la ex presidenta contra el raquítico peso específico de Esteban Bullrich. El ministro de Educación es sólo un nombre –como el ignoto Albor Cantard en Santa Fe-, lo que estará en juego será la marca Cambiemos. El oficialismo decidió jugar al límite en ese sentido y cree, contra lo que la historia indica, que el peso electoral de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, son directamente transferibles.

Finalmente, para el peronismo en general conlleva algunos problemas. Por un lado todos saben que es la favorita en las encuestas, pero quedó claro que Florencio Randazzo –que se inscribió por dentro del PJ- quería enfrentarla. Aquí, las visiones de política tipo Central-Newell`s o River Boca, empiezan a ocultar otros análisis. Para el núcleo duro kirchnerista desde anoche, Randazzo será un “traidor”. Esa palabra que el peronismo y, particularmente el kirchnerismo, revolea al pasar con demasiada liviandad. En todo caso Randazzo cree que él es el futuro y no Cristina Fernández de Kirchner. Cree que la ex presidenta puede ganar esta elección, pero no una de fondo de 2019. Sabe que tiene menos de la mitad de la intención de voto de Cristina, pero hasta habría llegado a confrontarla en una interna partidaria. Randazzo inició una carrera política como dirigente de peso y para eso hay que pelearse con los jefes.  

En el peronismo hacen un cálculo directo: Los votos a Randazzo se descontarán de la cuenta de Cristina y la puede poner en riesgo frente a los resultados de Cambiemos en el principal distrito. Por ende, el ex ministro de Transporte será en todo caso, el responsable de una derrota.

El sector que más descolocado quedó frente a esta realidad es, sin duda, el Movimiento Evita. Uno de sus máximos líderes es Jorge Taiana que arregló con Cristina y la acompaña en la lista. Fuera de foco quedaron Emilio Pérsico y Juan Manuel Abal Medina, los más críticos a la conducción de la ex presidenta.