Durante 2016, los docentes de la provincia de Santa Fe acordaron con el gobierno provincial un incremento salarial en dos tramos: 25% en marzo y 10% en julio. Además, se lograron una suma fija de 1.700 pesos para febrero de ese año y un bono de fin de año de 3.000 pesos. Con todos estos elementos, los docentes de nuestra provincia enfrentaron un incremento de precios y tarifas que superó el 40% de inflación anual.

En el marco de esa paritaria que fue aceptada por los educadores, un maestro de grado -sin antigüedad- cobró en marzo de 2016 un sueldo de 11.200 pesos. Desde ese punto de partida, el maestro debió enfrentar la pérdida de poder adquisitivo que le produjo la inflación. El aumento de julio de 2016 le permitió contar con 850 pesos mensuales mas para enfrentar los aumentos de precios. Finalmente, el bono de fin de año por 3.000 pesos, vino a “compensar” lo que ese maestro había perdido en la pelea con la inflación.

Pero la inflación continuó en lo que va del año y la suma de diciembre sólo fue por única vez. Hoy ese maestro está cobrando 12.050 pesos, con una notable pérdida de poder adquisitivo. Si queremos que el maestro “arranque” desde el mismo punto de partida que el año anterior, es decir, que tenga en marzo de 2017 el mismo poder adquisitivo que en marzo de 2016, entonces el primer tramo del aumento salarial debería ser del 24 por ciento.

El 19,5 por ciento -en dos tramos- que propone el gobierno provincial se encuentra muy por debajo de ese piso. Para quedar en el mismo punto que hace un año, el maestro de grado debería ganar en marzo 14.935 pesos. El gobierno le ofrece 13.260 pesos. La diferencia representa para el maestro una pérdida de poder adquisitivo del 11%. Así puede comprenderse el desacuerdo y el malestar de los docentes de la provincia.