"Lo he hablado con varios de ustedes, el tema del empleo público y el nivel de salarios, porque si estamos creando todas estas condiciones para que se genere trabajo en el sector privado, el problema es que si les competimos con salarios más altos, el sector privado no va a poder generar la mano de obra que necesita para su crecimiento". Esas fueron las palabras elegidas por el Presidente Mauricio Macri para decirles a los gobernadores que deberán ponerse al frente como ejecutores del ajuste.  “Tenemos una paritaria por delante, que siempre nos da una oportunidad", les dijo. La orden es clara: el ajuste deberá llevarse adelante en las próximas paritarias provinciales.

Durante 2016 los trabajadores tuvimos un fuerte descenso de el poder adquisitivo, resultado de paritarias que fueron insuficientes frente a la magnitud de los tarifazos y la estampida en los precios luego de la megadevaluación de diciembre de 2015. Durante este año, con paritarias entre el 20 y el 25 por ciento, el salario le está sacando un empate a la inflación, que cerraría entorno del 24,5 por ciento. Para el 2018, el gobierno nacional quiere un techo del 18 por ciento para las paritarias. Sin embargo, con los nuevos tarifazos, con la evolución reciente de la inflación, con la tasa de los plazos fijos en el 22 por ciento y la tasa de las Lebac en el 30 por ciento, todo hace prever una inflación entre estos últimos porcentajes. Esto significa que, para no volver a perder frente a la inflación, los trabajadores necesitamos paritarias no menores al 25 por ciento.

Pero volvamos a las palabras del Presidente. Cuando habla de no competir con salarios altos al sector privado, está diciendo que la creación de empleos en ese sector será consecuencia de la caída de los salarios. Esto es una burrada o una mentira. El 99 por ciento de las empresas que existen en nuestro país viven de la dinámica del mercado interno. Sus ventas “en cantidad de bienes” dependen del poder de compra “en cantidad de bienes” de una población que en su inmensa mayoría vive del salario o de las jubilaciones. Por lo tanto, una caída de los salarios sólo puede provocar una disminución de las ventas y por lo tanto, de la necesidad de producción de bienes. Si las empresas van a producir menos cantidades, no necesitarán mas sino menos trabajadores, por baratos que estos sean. El plan, detrás del ajuste, no es la creación de empleo sino la ampliación del desempleo. Por eso la necesidad de abaratar los despidos con la reforma laboral.

Retomando la segunda frase del presidente, podemos decir que en las próximas paritarias los trabajadores tendremos la oportunidad de defender el poder de compra y el empleo. Para ello, el piso de la negociación deberá ser del 25 por ciento. Unos cinco puntos más si pretendemos recuperar gran parte de lo perdido desde que asumió la Alianza Cambiemos.