Los ingresos corrientes (normales y habituales) crecieron interanualmente sólo 27,6% contra una inflación que superó el 40%. La principal explicación es que la recaudación (o sea los ingresos tributarios) se desinfló por varios motivos y entre ellos tres de importancia: a) el regalo a los exportadores disminuyendo los derechos sobre tales operaciones (retenciones) lo cual hizo caer nominalmente ese rubro 5,8% de un año al otro, sumado al efecto de la devaluación del peso el 17 de diciembre de 2015 y b) la caída del nivel de actividad fruto de la recesión autoinfligida por el conjunto de políticas del gobierno nacional (paritarias a la baja, despidos, suspensiones, apertura de importaciones, tarifazos, altísismas tasas de interés desestimulando la inversión, etc), c) los intereses pagados por la necesidad adicional de endeudamiento que permita financiar el desequilibrio generado por las medidas del nuevo gobierno (un 53% más que en 2015).

Efectivamente todo eso generó una nueva necesidad de financiamiento. En castellano: más deuda para tapar el agujero fiscal y también más deuda para desestimular la presión especulativa sobre el dólar. En materia fiscal, el estado nacional tomó deuda y canceló deuda. Entre el 11/12/2015 y el 31/12/2016 el estado nacional (administración nacional) más el Banco Central tomaron nueva deuda neta (diferencia entre lo nuevo y las cancelaciones) por el equivalente a 63 mil millones de dólares aproximadamente. Adicionalmente, el Banco Central siguió tomando deuda con fines de política monetaria y cambiaria tal que ubica el stock (28/02/2017) a devolver por  la entidad en algo más del equivalente a 50 mil millones de dólares. La nueva deuda de la Administración Nacional genera mayores intereses que también explican el aumento del déficit. La nueva deuda del BCRA es en más del 55% con acreedores externos que convirtieron sus dólares en pesos para acceder al jugoso negocio de las altas tasas en pesos. Así como vinieron se irán cuando menos lo esperemos y nuevamente las reservas internacionales caerán a pique, gracias a la libertad cambiaria.

Como consecuencia, el "terrible" descalabro financiero que dejó Cristina ubicado en más de 225 mil millones de pesos a fines de diciembre de 2015, con todo lo clavado y plantado por Cambiemos, hizo trepar tal déficit un 108,2% hacia fines de 2016 (se lo conoce como resultado financiero). Según los cronistas neoliberales "estábamos al borde del precipicio",  pero no dicen que Macri nos hizo dar un paso al frente.

¿Y qué pasó con los salarios y jubilaciones? La suma de los salarios creció 34%, las prestaciones de la seguridad social (centralmente jubilaciones y pensiones) lo hicieron en 37,2% y las transferencias a las universidades nacionales en 32,5% de 2015 a 2016, es decir todos parejo por debajo de la inflación. Y además registrando una caída en la participación sobre el total de los gastos corrientes respecto del 2015.

En el cuadro puede verse, además, el peso relativo que tienen las remuneraciones, las prestaciones de la seguridad social y las universidades sobre el gasto corriente (normal y habitual). Esto es, por ejemplo: por cada $ 100,00 de gasto público, el conjunto de remuneraciones a lxs trabajadorxs del sector público nacional (incluyendo el personal político) sumó para 2016 $ 13,50. ¿Nada más? Nada mas. ¿O sea que una baja de por ejemplo 20% en las "intolerables remuneraciones estatales" haría caer el gasto corriente sólo $ 2,70 por cada $ 100? Si, nada más.

Para hacer el cuadro se tomaron los datos publicados en la página oficial del ministerio (www.mecon.gob.ar presupuesto ejecutado base caja) y la única modificación practicada lo fue sobre los ingresos tributarios, en consecuencia también sobre el conjunto de los ingresos corrientes y el resultado financiero, deduciendo la recaudación del impuesto especial relativo al blanqueo que se concentró en diciembre de 2016 y que no se repetirá en 2017. ¿Por qué? Porque es un ingreso que no tiene normalidad ni habitualidad. Esto hace que el resultado financiero negativo que publica el ministerio esté subestimado porque hay que quitarle el atenuante del ingreso del impuesto especial por el blanqueo que en 2017 no existirá. De todos modos, si computásemos tal ingreso, el resultado financiero negativo se hubiera incrementado en un 62% respecto del 2015, también por encima de la inflación.

Quiere decir que disminuyó el peso de las remuneraciones, las prestaciones de la seguridad social y las transferencias a las universidades nacionales y sin embargo, este “sacrificio necesario” no tuvo los resultados que se buscaban porque el déficit aumentó. Evidentemente el problema no eran los salarios, ni las jubilaciones ni el sistema educativo y científico. Verso a verso.