Por si a alguien le quedaba alguna duda, el presidente Mauricio Macri puso negro sobre blanco en su visita de las últimas horas a Rosario y la región: Le habló al campo, lo elogió, festejó con ellos sus logros y también les recordó que cumplió con sus promesas. En una planta de Timbúes, en la inauguración de una fábrica en Rosario y en la Expoagro de San Nicolás; el presidente fue casi una estrella de rock. Hasta podría haberse arrojado sobre el público que sin dudas lo sostendría. Es de esperar, son los sectores que han recibido una enorme transferencia de recursos e incontables beneficios de negocios de parte de las políticas públicas de este gobierno.

Pero también la visita presidencial fue una metáfora redonda de la Argentina actual. No hubo otros contactos para Macri que no sean con los sectores que lo festejan. Las protestas de los trabajadores de General Motors suspendidos ni siquiera pudieron llegar hasta las vallas que aislaban al mandatario. Tampoco hubo alusiones a los despedidos de Mefro Wheels, ni a la crisis de SanCor que amenaza a cientos de puestos de trabajo. Claramente, los sectores industriales que no pertenecen al conglomerado de los agronegocios, no están de parabienes. Lo cual también es lógico: la masa de recursos es una y el gobernante elige cómo la distribuye. Macri y Cambiemos no habla de la teoría del derrame porque ya es un término gastado y connotado políticamente, pero la practica a cada paso. Lo dijo también en su discurso, “el campo nos está marcando el norte, el campo nos está diciendo que sí se puede”, se entusiasmó el presidente en el palco.

Macri abordó en Rosario los temas candentes de la semana y los expresó en su discurso. Mandó un mensaje claro a las multitudinarias marchas de docentes y la convocatoria de la CGT diciéndoles –en otras palabras- lo que brutalmente había expresado su ministro Juan José Aranguren: No habrá cambios en el modelo económico. Si quieren otro modelo tendrán que ganar las elecciones.

También habló de la pobreza y dijo que cuando pregonaban la “Pobreza Cero” se trataba de una meta, que no era para mañana y que había que caminar en esa dirección. Claro que omitió decir que el resultado del estudio del Observatorio de la UCA marcó claramente que el actual camino es el equivocado: Hay un millón trescientos mil pobres más desde que asumió el gobierno nacional.

Hay algo que el presidente y sus aliados tienen en claro y es que los mismos problemas políticos que ellos tenían para constituirse en una alternativa clara al kirchnerismo; hoy los tiene el peronismo desbandado. Saben que lo único sólido enfrente es Cristina Fernández de Kirchner pero que sola no le alcanza. Saben también que Sergio Massa se desgasta y que los peronistas “blancos” no encuentran un referente. Saben, en definitiva, que tienen buenas chances para estos comicios de medio término más allá del crecimiento exponencial de la protesta social.