¿Cuáles fueron los mejores libros rosarinos de 2015?
Escritores, editores, docentes y críticos evalúan en esta encuesta los mejores libros escritos y producidos en Rosario en un año en el que se multiplicaron las editoriales autogestivas y los espacios de difusión y promoción de la literatura que se edita en la ciudad
Hicimos una encuesta a doce escritores, editores y críticos de distintos ambientes sobre los mejores libros que se publicaron y escribieron en Rosario en 2015, un año prolífico para la edición y la literatura que se produce en la ciudad. A continuación, cinco de los consultados responden a dos preguntas: 1. De los libros que se editaron y publicaron en Rosario este año, ¿cuál elegiría y por qué? y 2. ¿Cuáles son los cambios más notorios que observa en la edición y publicación de libros rosarinos de los últimos años?
Daiana Henderson. Poeta, editora.
Me veo en aprietos porque siempre me veo demasiado involucrada en las producciones locales que rescato. Tal es el caso del “53/70. Poesía argentina del siglo XXI”, la tercera de la serie de antologías del Festival Internacional de Poesía en las que me tocó participar. Pero más que el libro en sí, reconocería el trabajo de la EMR. En el caso del “53/70”, reúne a 53 poetas argentinos nacidos en los 70, de casi todo el territorio argentino, e intercalando autores de cierto reconocimiento con otros prácticamente inéditos, como una propuesta de corrimiento de lectura de los que fueron leídos y releídos bajo una sola lupa, algo reduccionista, el último coletazo de los poetas de los 90. Si se hace el ejercicio de leerlo todo, saltan relaciones interesantes en producciones de los últimos 20 años. También está “Informe”, el libro que reúne historietistas argentinos jóvenes que salió este año, y los nuevos títulos de la colección naranja: una colección compuesta por libros que fundamentalmente toman valor en conjunto, como parte de una serie, extendiéndose por el mapa topográfico local y regional. Pero a la vez, cada libro naranja está determinado por el lazo emocional u obsesivo que une al autor con el lugar al que se refiere, además de su propuesta literaria particular. Eso destacaría, la colección naranja que este año llegó a su título número 12 con el libro de Francisco Bitar.
También, mencionaría al libro “Perspectivas”, de Rubén Vasconi, editado por Ediciones Danke de Julia Enriquez, una guía de filosofía, medio un clásico para los estudiantes de la UNR que estaba agotado hace muchos años y que Vasconi actualizó para su publicación.
Y tampoco podría dejar de nombrar al libro de cartas entre Mario Levrero y Francisco Gandolfo de Iván Rosado, que es una joya.
En cuanto al panorama editorial local, lo positivo es que estamos organizándonos un poco, a pesar de que haya proyectos tan distintos y lejanos entre sí. Se está haciendo una feria, la FER (Feria de editoriales rosarinas), con una frecuencia más o menos mensual, que empezó en la Pringles por iniciativa de la Biblioteca Argentina y después tomó entidad propia.
Agustín Alzari. Escritor, editor.
1. “Herodes”, de Pablo Bilsky. Una aventura en una lengua rica como hacía rato no leía. Me transportó a lo mejor y más raro de la literatura latinoamericana. Un libro difícil, sin concesiones, que cruza la historia, la política, la literatura y el periodismo. Un producto complejo de verdad, sin jactancias.
2. Rosario se convirtió, gracias a la calidad y el trabajo de editores y escritores, en un referente nacional en el plano editorial. Varias editoriales pasaron la barrera local y llevan sus catálogos a todo el país. En una escala humilde, puede hablarse de un momento realmente bueno, y hay que aprovecharlo.
Andrea Ocampo. Periodista, escritora.
1. “Herodes”, de Pablo Bilsky (Yo soy Gilda), es una novela innovadora en su forma de narrar y abre un abanico de cuestiones que reverberan luego de la lectura invitando a volver a leerla. Creo que convoca un tipo de lector desprejuiciado, alerta, informado, pero no excluye a lectores que podrán no sonreír con los guiños a otros dominios (cine, literatura, filosofía, historia) pero sí disfrutar los itinerarios de una reflexión acelerante, casi mágicos, que propone el autor. La edición es impecable y suma el impacto de una foto del artista plástico Mauro Guzmán en la portada, un lujo.
2. Cada vez aparecen más sellos editoriales con propuestas fundadas en una concepción particular del libro, el autor, el lector y los canales de la circulación del objeto libro. Hay una militancia en la difusión y la posibilidad de ser parte del mundo impreso que se sostiene en el tiempo y se instala de a poco en el universo de los lectores rosarinos ganando terreno y proponiendo lecturas que superan el ámbito de lo local. Si bien siguen algunas editoriales con la misma mecánica de hace décadas, la manera de leer se hace más amable y cercana (sobre todo para los jóvenes) al incorporar técnicas de encuadernación alternativas, tiradas económicas, participación activa del autor en todo el proceso y la venta en ferias además de las tradicionales librerías.
Juan Bautista Ritvo. Psicoanalista, escritor, editor, profesor UNR.
Es una pregunta embarazosa para mí porque no estoy al tanto de lo que se está publicando actualmente, aunque me conste que hay buen material en los últimos años, por calidad profesional e intelectual, pero además porque este año me lancé a la actividad editorial y estoy comprometido en dos proyectos: el mío, Nube Negra, en que sacamos ya cuatro títulos y van tres más en marzo, y el segundo en Co-lectora, en el que se publicaron ya cuatro libros, tres seminarios y el importante título de Michel Serres, “El parásito”, que lleva un prefacio mío.
Entre todos estos libros, hay dos míos, así que no voy a provocar un alegato como quien dice “pro domo sua”. No hay de mi parte modestia fingida: tengo el proyecto, muy claro, de hacer de mi editorial Nube Negra –mía y de mis socios, Germán Armando y Natalio Rangone, los mejores libreros de la ciudad, por lejos–, un centro de publicación y de difusión de primer nivel en Argentina.
Pablo Bilsky. Escritor, periodista.
1. “El otoño circular”, de Tomás Sufotinsky (Baltasara editora). Porque la lengua poética recupera en este libro un tono, una respiración y un brillo que hacía tiempo no percibía.
2. Creo que hay un mayor cuidado en la edición, en el sentido más amplio del concepto. No sólo en los textos, sino también en los libros como objetos, y en la distribución y promoción.