Ecuación no tan dulce: creció un 175% la importación de golosinas
En los primeros cinco meses del año ya ingresaron al mercado santafesino más golosinas del exterior que en todo el 2015. La industria local siente el impacto de esta competencia en un escenario económico que además mezcla caída de ventas, inflación y tarifazo
El Observatorio que mide el ritmo de las importaciones en Santa Fe ya cuenta con datos concretos sobre la cantidad de productos que están ingresaron del exterior en el primer semestre tras la apertura de la economía. Heladeras, muebles, calzado, carrocerías, pollos y carnes de cerdos aparecen como los sectores locales más golpeados por la política de abrir las fronteras.
Pero la lista de rubros castigados por la nueva coyuntura excede a los que figuran en este primer relevamiento. Según pudo averiguar Rosarioplus.com, durante los primeros seis meses del año ingresaron a la provincia 470.000 kilos de golosinas elaborados fuera del país, un 175% más respecto al mismo período del 2015.
"Para que nos demos una idea de la magnitud de estos números, nosotros fabricamos 200 mil kilos, por lo que ingresó de afuera una producción dos veces más grande que la de una empresa local", explica Gabriel Rivarossa, gerente de Marengo S.A., una histórica fabrica de golosinas de Rafaela con 73 años de vida. "Al abrir las puertas, quedamos fuera de precios. Algunos mayoristas ya no nos compran, eligen golosinas brasileñas que les salen más baratas", detalla.
Esta Pyme tiene 100 empleados y una participación en el mercado de golosinas a nivel nacional que ronda el 6 %. La competencia con la mercancía externa se da con un mercado interno muy debilitado producto de un combo casi letal: caída de ventas, una inflación del 40% y un tarifazo en los servicios que trastocó el modelo de negocios. Para producir, Marengo utiliza un 60 % de energía eléctrica y un 40 % de gas.
"Todas las variables te juegan en contra. Estamos en medio de un círculo vicioso. Algunas voces dicen que la crisis se afronta con creatividad e innovación. Pero sin rentabilidad es muy difícil", señala Rivarossa, quien aclara que el panorama a futuro es "incierto". Admite que va a ser "complicado" mantener todos los puestos de trabajo.
Los empresarios de la golosina entregaron estos números a Luis Contigiani, ministro de la Producción de Santa Fe, y a Guillermo Moretti, presidente de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), dos dirigentes que están en constante diálogo con los pequeños empresarios. Ambos se mostraron preocupados por lo que ocurre con el sector de las golosinas.
"Se están importando alimentos que afectan de forma directa a fabricantes locales. La ola llega hasta los caramelos, donde tenemos una industria competitiva. Esto está produciendo una destrucción directa del aparato industrial argentino. Lo paradójico es que las importaciones ni siquiera cumple la función de bajar el precio de los alimentos en góndola", re quejó Contigiani.
Moretti, añadió: "La fábrica más importante de caramelo que hay en el mundo es Arcor. Está en nuestro país. Hoy le están entrando no solo caramelo, sino todas las golosinas que uno se pueda imaginar. Es grave".
Según las últimas estadística, cada argentino compra cuatro kilos de golosinas al año. Con este escenario, los empresarios del rubro proyectan cada vez más envoltorios con la leyenda "made in" en las manos de los consumidores.