El ajuste en casa: los "nuevos hábitos" de una familia rosarina
Nicolás es el padre de una de las tantas familias tipo que hay en Rosario. Su relato condice con lo que marcan las estadísticas: su vida se encareció "significativamente" de dos años a esta parte. "Llegamos a fin de mes con lo justo. No nos podemos quejar. Pero ya no nos damos ciertos gustos", afirma
Nicolás, Verónica, Lola y Juana conforman una "familia tipo", categoría de estudio que sirve para generalizar sobre los comportamientos sociales y económicos que ocurren en los hogares. Según la medición que mes a mes hace la asociación de usuarios y consumidores del Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac), esta familia rosarina necesitó en junio 19.134 pesos para acceder a una canasta básica de bienes y servicios, un 80% más del dinero que tenía que juntar hace dos años, cuando la misma canasta costaba 10.615 pesos. "Es difícil cuantificar los cambios con un porcentaje, lo que es seguro es que hemos modificado radicalmente nuestra forma de consumir", le cuentan a Rosarioplus.com.
Nicolás (32 años) se dedica a la industria del juguete. Representa a varias de las firmas más importantes del sector. Verónica (38) combina sus tareas de ama de casa con un emprendimiento en el rubro textil. Tienen dos hijas pequeñas: Lola (4) y Juana (2), las princesas del hogar.
En junio de 2014, alquilaban una casa en zona oeste. Hoy, tienen un terreno propio. Con un crédito Procrear construyeron una vivienda cerca del aeropuerto. Tienen dos autos y un estilo de vida "cómodo" pero "sin grandes lujos": la plata alcanza para pagar la cuota del crédito, el jardín de las nenas, los productos del hogar, los servicios y demás gastos fijos. El excedente se gasta en recreación y en vida social.
Este esquema no se modificó en los últimos años. Pero sí se desbalanceó. Ahora, la plata va mucho más para un lado (cubrir los gastos fijos) que para el otro (ahorro, gustos y consumo superfluo). "Si miro para atrás y me paro en el 2014, la verdad que cambiamos muchos hábitos", reconoce Nicolás.
Habla de un consumo que antes era por "inercia". "No nos fijábamos mucho en los precios, nos dábamos gustos, tanto en el súper como a nivel salidas: íbamos a cenar afuera seguido, al cine, de compras. Así y todo podíamos ahorrar algo", detalla.
Con la galopante inflación de los últimos meses, los ingresos familiares quedaron muy desactualizados. Por estos días, Nicolás está recibiendo muchos pagos de los juguetes que vendió en navidad, cuando los precios estaban más desinflados. "Los aumentos van a llegar a fin de año. Por eso estos meses están siendo duros", admite.
¿Qué cambió respecto a junio de 2014? Los bolsillos se ajustaron. "Ahora cuidamos mucho cada peso. Ya no compramos primeras marcas, buscamos buenos precios en la alimentación y en los productos para el hogar. Salimos poco y nada. Elegimos y planificamos la salida. Así y todo llegamos con lo justo. Ya no hay ahorro. Vivimos bien, no nos podemos quejar. Pero la diferencia a nivel consumo comparado hace dos años es abismal", explica.
Por si fuera poco, menciona un último "golpe de gracia": el tarifazo. "Eso nos mató. Pasé a pagar 2.000 pesos de luz cuando antes pagaba 500 y 800 de gas cuando antes me costaba 200", agrega indignado.
Nicolás busca terminar la charla con otro ejemplo sobre el "antes" y el "ahora": "En estas vacaciones de invierno buscamos planes para las nenas gratuitos o económicos. Otros años pagábamos sin dudar para alguna función o algún espectáculo".