El consumo minorista cayó 41% según Came
La entidad que nuclea a la mediana empresa en el país, Came, concluyó al cabo de relevar el panorama económico que las ventas minoristas cayeron alrededor del 41,5%, que cerraron más de 40 mil comercios y que hay un millón de nuevos desocupados en Argentina.
Según el informe que escrutó unas 800 pymes de distintas ciudades, casi el 60% se ha endeudado en los últimos meses atravesados por la pandemia de coronavirus.
La variación interanual de julio en cuanto a ventas marcó un desplome de 27,7%. Algo parecido sucedió con la comparación de ventas por el Día de las Infancias, un 20,8% menos que esa misma ocasión en 2019.
“La situación es compleja y no se vislumbran posibilidades de mejora”, dijo Ricardo Diab, presidente de AER y vicepte. de CAME y agregó: “En julio el descenso interanual fue del 27,7% y en los primeros siete meses del año, el comercio minorista pyme acumula así una caída anual de 31,6% frente a iguales meses del año pasado, siendo del 41,5% desde que comenzó la cuarentena”.
La pandemia modificó hábitos que tuvieron impacto sobre las ventas: al principio se acentuó el comercio de cercanía, luego se sumaron y crecieron las compras on-line, y paulatinamente se distribuyó en los distintos centros comerciales. Aquellos que se dedican a cubrir necesidades básicas, son los que mejor posicionados se encuentran, mientras todo aquello ligado al ocio o al lujo ha quedado relegado a muy pocos consumidores. Las ventas, en el mejor de los casos llegan al 40% de lo habitual, al mismo tiempo los costos aumentaron y la decisión de derivarlo a los precios es complejo, porque la demanda es acotada, y el consumidor busca y se queda con lo más económico.
Respecto del reciente relevamiento sobre endeudamiento, se tuvieron en cuenta el financiero, la capacidad para hacer frente al pago de salarios y nivel de empleo y el endeudamiento operativo.
El 47,4% de las empresas se endeudó en el sistema no bancario, siendo esta la única vía de financiamiento para el 85,7% de este subconjunto de pymes. Por su parte, un 46,3% de aquellas que incrementaron su deuda lo hizo a través de las líneas crediticias a tasa preferencial dispuestas por el Gobierno nacional, como los créditos al 24% y Pymes Plus. No obstante, casi el 13% de estas debió complementar dichos fondos con otras fuentes de financiamiento adicionales.
Por otra parte, el 46% de las consultadas indicaron no estar en condiciones de hacer frente a las deudas contraídas en los plazos originalmente acordados. Incluso, alrededor del 62% de ellas estiman que, independientemente de las condiciones de acceso a los créditos que tomaron, les demandará más de un año poder desendeudarse.
En lo que refiere a la capacidad para hacer frente al pago de salarios y sostener el nivel de empleo, el 72,6% de las pymes empleadoras encuestadas indicaron haber podido pagar en tiempo y forma los salarios correspondientes al mes de junio y, entre estas, casi un 40% lo hizo con diferentes tipos de asistencias (Programa ATP, Línea al 24% u otras). Complementariamente, el 27,4% manifestó que le fue imposible hacer frente a dicha obligación (dentro de este subconjunto, el 79,3% manifiesta tener esta problemática desde la irrupción de la pandemia), mientras que un 28,6% aseguró que debió desvincular o suspender personal a raíz de la coyuntura. También hubo grandes dificultades para pagar el aguinaldo en tiempo y forma.
Finalmente, el 70% de las pymes encuestadas adeuda total o parcialmente impuestos nacionales, ratio que desciende levemente (69,4%) cuando la consulta se realiza sobre impuestos de origen provincial y/o municipal. Por su parte, casi el 60% de las mismas posee deudas con sus proveedores, mientras que entre aquellas empresas que alquilan la proporción que acumula pasivos por dicho concepto alcanza el 42,8%.
Incluidas en los índices nacionales, entre las pymes rosarinas hay quienes accedieron a los créditos, un grupo estaría postergando el pago de impuestos para dar prioridad a abonar el sueldo de empleados, y compromisos de proveedores y alquileres. En estos últimos, renegociando los plazos, modos de pago e incluso montos, y preocupados porque creen no están en condiciones de hacer frente a las deudas contraídas en los plazos originalmente acordados.