La ganadería debe ir al pasto, sostiene el INTA Oliveros
La estación experimental cercana recoge este artículo cuyo autor fundamenta por qué la cría de hacienda debe priorizar la pastura natural, incluso contra el modelo mixto con agricultura.
Por Martín Correa Luna
En la Pampa Húmeda Argentina, más específicamente en el sur santafesino, desde el año 2000 lanzamos desde INTA Venado Tuerto, en plena zona núcleo maicera, el modelo productivo CBI o sea Cría Bovina Intensiva. No vamos a extendernos mucho en el tema porque ya sea han publicado trabajos sobre el tema, pero sí nos gustaría hacer algunos comentarios relacionados con todo lo que se ha escrito desde varios países de América latina, en particular colegas colombianos.
Cuando nosotros hablamos de Intensivo no tiene nada que ver con corrales, ni pastoreo mecánico, ni necesariamente con pastoreo Voisen; tiene que ver con la intensificación de los procesos de manejo.
Pensamos, modestamente, en un pastoreo racional que está más relacionado con el manejo que requiere cada especie forrajera. Así, buscamos maximizar su producción instantánea y mantenerla en el tiempo, y con la mayor carga posible que pueda soportar el recurso, aumentando en forma importante también la producción ganadera.
Por supuesto, la cosecha del forraje es "a diente", tratando de comer todo el forraje disponible con elevadas cargas instantáneas, y pasar a descanso la parcela comida hasta la recuperación de la biomasa vegetal.
Se busca, por lo tanto, la mejor complementación productiva entre cultivos agrícolas de cosecha (maíz, soja, girasol, sorgo, etc.) en rotaciones del suelo con las mejores pasturas que se pueden lograr, si es posible, con alfalfa como así también con alguna gramínea como Festuca. De esta forma, es posible mantener suelo, fertilidad y materia orgánica, sobre todo, logrando elevadas cargas animales y producciones muy altas con costos bajos.
Entonces, se mantiene una buena producción agrícola y una gran producción ganadera pastoril a costos muy bajos lo que, obviamente, genera una rentabilidad muy elevada tanto en ganadería como agricultura. Se respeta siempre el ambiente productivo para sostener en el tiempo estas actividades.
Por otro lado, respecto de estabular la ganadería parecería la producción más "antinatural" que existe, con muchas desventajas que no vamos a detallar ahora. Y coincidiendo mucho con Allan Savory en sus conceptos, desde otros países donde se relaciona el efecto positivo de la ganadería en suelos degradados. En los años 60, se desarrolla el concepto de la gestión holística de la agricultura donde Allan Savory, de Rhodesia del Sur, se dispuso a entender la desertificación. Concluyó que la expansión de los desiertos, la pérdida de vida silvestre y el empobrecimiento humano, estaban siempre relacionadas con la reducción de las manadas de grandes herbívoros. Si bien la ganadería doméstica podría sustituir el efecto de estas grandes manadas, prestando grandes servicios ecosistémicos, su uso no siempre está dirigida a propósitos ecológicos.
Savory, en contra de la opinión de expertos que dicen que el sobrepastoreo desertifica, menciona que la tierra necesita animales alimentándose y sus excrementos para completar el ciclo natural y, así, poder mantener la productividad del suelo. Si se encierra a todos los herbívoros en un corral, la tierra muere.
Con la implementación del pastoreo holístico planificado como sistema de gestión de pastoreo, se busca simular el comportamiento de las manadas de vida silvestre. Este tipo de pastoreo demostró ser una herramienta eficaz para mejorar el pastizal, el ganado y la vida silvestre, además de luchar contra el cambio climático.
Si bien esta gestión se ha desarrollado como una herramienta para mejorar el uso del suelo y restauración de la desertificación, se puede aplicar hacia otras áreas con múltiples factores socioeconómicos y ambientales complejos como: recursos hídricos, recuperación de minas, maximizar bienestar económico y producción de cultivos. La gestión holística fue reconocida oportunamente por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de Norte América (USDA-NRCS).
De esta manera, y durante los últimos veinte años, se han desarrollado sistemas CBI en el sur santafesino, donde se rotan excelentes suelos entre cultivos agrícolas y pasturas base alfalfa, con altas cargas ganaderas y elevada producción. Así, se mantienen bajos costos, logrando formar grupos de productores agrícola-ganaderos que organizaron sus modelos productivos CBI, con excelentes resultados productivos, económicos y ambientales.
Fuente: INTA Oliveros