La industria sufre el ajuste y sostiene el empleo, pero el margen se achica
En el actual contexto de incertidumbre, muchas empresas quieren evitar despidos o cierres y eligen vías alternativas para contener al recurso humano capacitado, pero el margen de maniobra en un escenario de receso se achica día a día.
Durante el primer semestre de la presidencia de Javier Milei las industrias de la región y de todo el país padecieron un modelo económico que frenó el consumo y dio paso a una apertura importadora perjudicial para muchos sectores. Este escenario comenzó a reflejarse inmediatamente en datos negativos, como sucedió con el empleo, pero también con suspensiones, que dificultan el normal funcionamiento en establecimiento pero no se advierten en cifras oficiales.
En el actual contexto de incertidumbre, muchas empresas quieren evitar despidos o cierres y eligen vías alternativas para contener al recurso humano capacitado. Muchas están apelando al artículo 223 de la Ley de Contrato de Trabajo, que contempla acuerdos directos celebrados entre una empresa o cámara representante de empleadores y el sindicato con personería gremial representativo de los trabajadores, a fin de aplicar suspensiones a su personal abonando una suma no remunerativa en contraprestación.
Desde el sector industrial de la región afirman que es el único camino para evitar despidos o cierres masivos. La queja recurrente entre trabajadores es que esto implica la interrupción de algunos aportes sociales. En la mayoría de los casos los empleadores lo aplican sobre el porcentaje del plantel que cuenta con menos años de antiguedad.
Se trata de herramientas que pueden mantener en funcionamiento al sector durante determinado tiempo. Muchos especulan con que será hasta que la actividad retome el círculo virtuoso, el problema es que nadie puede anticipar cuando ocurrirá. Sumado a esta incertidumbre, el nuevo rumbo de la política económica anticipa más recesión y menos perspectivas para la industria.
Números
Los últimos datos, tanto de la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe), como del Centro de Economía Política Argentina (Cepa) exponen una caída en cantidad de empleos en el sector, pero también de empleadores, es decir, de quienes pagan los sueldos.
La cantidad de empleadores que declararon trabajadores entre noviembre de 2023 y abril de 2024, se redujo de 512.357 casos a 504.497 casos, perdiéndose en total 7.860 empresas. Por otro lado, en el mismo período mencionado, se redujo 1,73% la cantidad de trabajadores/as registrados/as en unidades productivas, con una pérdida de más de 176 mil puestos: de 9.857.173 a 9.686.478, según datos de Cepa a nivel nacional.
En territorio santafesino en el acumulado hasta abril el empleo formal se contrajo 1,5% interanual, equivalente a 8.397 trabajadores asalariados menos respecto a igual mes de 2023. El empleo industrial, que acusa caídas interanuales desde febrero de 2024, presentó en el mes de abril una baja 2,2% interanual, equivalente a 3 mil trabajadores asalariados menos en relación al mismo mes del año anterior.
Pese a este último dato, desde Fisfe reconocieron a Rosarioplus.com que la caída en el empleo sigue siendo moderada en relación al derrumbe en la actividad general, o en datos puntuales como en el uso de la capacidad instalada o la demanda energética del sector.
De acuerdo al último informe mensual, solo tres de los 19 sectores arrojaron datos interanuales negativos, repitiendo la tendencia que acumularon los primeros cinco meses. Por ahora, los sectores que están zafando de la crisis están viculado en algún punto con el agro.
A largo plazo, las expectativas de la industria en cuanto a la dotación de personal también están lejos de sugerir un aumento de la productividad. Según el último relevamiento que elaboró el Indec, sólo un 3,5% de las firmas consultadas indicaron que su planta de personal crecerá entre julio y agosto. Un 73,9% dijo que no variará y un 22,6% reconoció que reducirá su planta, por lo que podría haber despidos.
Ante la consulta, muchas de ellas adelantaron que implementarán políticas de reducción de horas. De hecho, el 31,5% aseguró que la cantidad de horas trabajadas disminuirá. El dato positivo, es que el 5,3% respondió que aumentarán las horas trabajadas y un 63,2% que no variarán.