La vuelta a la presencialidad plena puso nuevamente en las calles a los trasportes escolares. Tras varios meses de interrupciones y trabajando con la mitad de sus capacidades, las dificultades que les dejó la pandemia en algunos casos resultó irreversible.

En la ciudad de Rosario están habilitados para trasportar escolares 400 unidades, sin embargo en este año y medio más de un centenar de ellos se reconvirtió a otras ramas comerciales o sencillamente no soportó los embates de la aguda crisis económica, y se fundió.

Sel Ruiz Brizuela, presidenta de la Asociación de Transportes Escolares de Rosario, calificó a la situación como acuciante, con situaciones de quebranto muy grandes. Según la referente, los trasportistas más grandes en edad son quienes se desprendieron más rápidamente de sus unidades, en principio porque la pandemia los puso como grupo de riesgo, después fue directamente la economía que los apretó fuerte y los llevó a tomar esta difícil decisión.

De los 400 habilitados, 180 ya no ejercen la actividad, por lo cual hoy la plantilla de vehículos se redujo a menos de la mitad. De esa cifra, 75 vehículos ya fueron dados de baja y desvinculados ante el municipio. Otros se trasformaron a nuevas diligencias comerciales, como es la entrega de paquetes para empresas de correo o simplemente hacer fletes privados.

“Hoy al ver que se reanuda con muy poco trabajo, algunos deciden quedarse en la actividad de entrega de correos. Además, nosotros hoy hacemos el trabajo por la mitad del dinero que lo hacíamos antes de la pandemia, porque es la mitad de chicos y lleva más tiempo porque al escasear el trabajo agarramos pasajeros de varias zonas”, detalló Ruiz Brizuela a Rosarioplus.com sobre los pormenores que vive diariamente.

La trasportista no fue la excepción, durante varios meses dedicó su utilitario a llevar paquetes para empresas de correo y su esposo tomó un reparto de pan. “Al principio nos dio vergüenza, pero después uno se acostumbra. Sacamos los asientos y arrancamos con lo que había. Yo amo este trabajo y, si bien me está siendo difícil sostenerlo, sigo adelante”, adujo.  

Una característica de este servicio es que funcionan como empresas familiares, actividad que se trasmite de generación en generación. Con más de tres décadas arriba del micro naranja Ruiz Brizuela fundo la empresa junto con su compañero, también de familia trasportista.  

En este marco advirtió que hoy comprar un trasporte escolar no es el mejor negocio; las unidades no tienen valor de reventa por el servicio que prestan, si se venden los vehículos, pero para ingresar a otros rubros comerciales o de logística.

“Nosotros cobramos en pesos, pero todo lo inherente a los vehículos está en dólares. Esto nos deja un sueldo, es un trabajo que no da para empleados”, advirtió.  Actualmente el gasto mínimo operativo diario es de 2 mil pesos. Además, muchos de ellos renovaron su flota en 2019 y están pagando sus camionetas.

Un año para el olvido y el cachetazo

En n repaso de lo que fue hasta ahora el 2021 para la actividad, Ruiz Brizuela dijo que en el mes de marzo comenzaron las clases, pero como fue sólo una semana de actividad, los padres no los contrataron. Después en abril arrancaron muy pocos chicos por el sistema de burbuja, con un 30% de su capacidad. En los meses de mayo y junio la actividad escolar estuvo sin presencialidad, después solo hubo una semana de clases y luego comenzaron las vacaciones de invierno.

“Recién en agosto reactivamos tomando burbujas de distintas partes de la ciudad, empezar a trabajar así, pero se nos dificultó con los horarios porque eran escalonados y por eso tener que esperar muchas horas en la puerta de los colegios”.       

La primera parte del 2020, cuando reinaba la incertidumbre de la pandemia, los trasportistas estuvieron más de seis meses parados sin ayuda ni respuestas del Estado. Luego en el mes de julio llegó un subsidio de la provincia, que mantienen hasta hoy y se cobra de acuerdo a la categoría del monotributo con un tope de 50 mil pesos.

Por parte del municipio indicaron que no hubo ayuda alguna, más allá de las reuniones que mantuvieron con funcionarios. Lo único que les concedió la autoridad municipal fue poder poner a trabajar los vehículos en otras ramas de servicios, fuera de lo que establece la ordenanza que los regula.

La vuelta de los trasportes a partir de esta semana

“Fue caótico”, disparó sin reservas la referente al hablar del regreso sin burbujas. En ese sentido lamentó que no exista un protocolo desde las instituciones escolares para los trasportistas. En tanto, señaló que en la puerta de las escuelas reina el desorden y que ahora es el doble de chicos a quienes ellos deben tomarles la temperatura y ponerles alcohol.

“La verdad que la comunidad educativa se ha olvidado que somos parte de ella. Ningún colegio elaboró un plan para el ingreso y egreso de niños del trasporte. Nos hacen hacer colas interminables junto con los otros niños”, manifestó y deslizó que de esta forma están boicoteando a la actividad.  

“Nos duele que ningún colegio se haya percatado de que existimos y cumplimos una función muy importante, hay chicos que va a escuelas que les quedan lejos de sus casas gracias a que estamos nosotros, nos estamos extinguiendo y ni siquiera desde el Ministerio de Educación se mandaron circulares para mejorar nuestro trabajo, estamos bastante solos”, lamentó.  

El Boleto Educativo, un gol en contra para los trasportistas

Otro problema que consideran crucial desde la actividad es la implementación del servicio de boleto educativo gratuito en toda la provincia que tuvo un impacto directo. "El colectivo gratuito es un beneficio para los chicos, los papás se han organizado y dejaron de solicitar nuestro servicio y, como todo el mundo, están intentando achicar todos sus gastos. El nuestro es un servicio privado, exclusivo, y nos han dejado de solicitar” exclamó al final la trasportista.