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El juez de Cámara Penal Carlos Carbone revocó el sobreseimiento de cuatro policías investigados por la desaparición de Paula Perassi, quienes fueron acusados de sustraer y destruir de pruebas con el fin de entorpecer el curso de la investigación. Además se resolvió que permanezcan en prisión domiciliaria.

La víctima desapareció el 18 de setiembre de 2011, luego de haber recibido una llamada y salir de su casa en San Lorenzo. Nunca más se supo. La investigación penal tiene firmes indicios de que la mujer de 34 años fue sometida a un aborto sin su consentimiento por parte de su amante, Gabriel Strummia, y que en esas circunstancias murió. Y que luego el principal acusado se valió de la colaboración de policías para desaparecer el cuerpo y desviar luego la búsqueda y la investigación. El caso todavía aguarda para definirse en juicio oral y público.

Ahora el magistrado resolvió sobre la situación de los policías Gabriel Godoy, Jorge Krenz, María José Galtelli y Aldo Gómez, policías de San Lorenzo que habrían hecho desaparecer material probatorio para entorpecer la investigación y encubrir el crimen, con el fin de desviar la atención de los principales acusados. Éstos son el empresario Gabriel Strumia (amante de Paula) y el comisario Adolfo Daniel Puyol, acusados de aborto seguido de muerte y privación ilegítima de la libertad.

Una de las pruebas que desaparecieron fue un casette con la grabación de una llamada telefónica realizada desde la finca de Strummia cuando estaba intervenida la línea. En ese audio, que fue escuchado por los padres de Paula, la voz de una mujer clama por ayuda. Sin embargo, ellos aseguraron que la persona que estaba del otro lado de la línea no sonaba como su hija.

Otros hechos en que tuvieron responsabilidad los policías son la ausencia de una carta dirigida a Darío Ortiz (amigo de Strummia) firmada por la víctima, además de la tardanza operativa en conseguir la filmación de un locutorio donde fue hecha una llamada telefónica de importancia (que hubiera servido para develar o no la presencia de algunos de los coimputados).

Por otra también se los responsabiliza de irregularidades cometidas en un rastrillaje. El mismo fue  desencadenado por el testimonio de Roxana Michl (esposa de Strummia) y su hijo menor, que aseguraron haber visto a la joven desaparecida en una garita de espera de colectivos.

En el procedimiento tuvo como resultado la obtención de ropas pertenecientes a Paula, las que según el fiscal fueron plantadas y que para el juez “puede ser el fruto de una maniobra prefabricada para enlodar la investigación contra los sindicados por los delitos en contra de Paula Perassi y en la cual pudo inmiscuirse personal policial para tal armado”.