Consejo de la Magistratura: de una serie de irregularidades al escándalo institucional
Cómo fue el derrotero de Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema de Justicia, autodesignado al frente del órgano que pone y remueve jueces
Finalmente la Corte Suprema de Justicia terminó por omitir las advertencias de tribunales menores y de la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y dispuso, a través de un fallo, la derogación de la Ley que establecía el funcionamiento del Consejo de la Magistratura para reestablecer una ley anterior, que había sido derogada por el Congreso.
El lunes Horacio Rosatti asumió al frente del Consejo de la Magistratura, el organismo que designa y remueve a los jueces luego de una votación de la Corte Suprema de Justicia, institución que él preside. En otras palabras, él mismo se autodesignó para ocupar ese nuevo lugar.
Los cuestionamientos por este episodio se suman a otros antecedentes que involucran al magistrado santafesino. Desde el oficialismo le recuerdan una y otra vez que fue uno de los dos jueces designados por Decreto de Necesidad y Urgencia durante el gobierno de Mauricio Macri, sugerido por Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, hoy prófugo de la Justicia. Aunque luego Rosatti tuvo que someterse al proceso institucional correspondiente.
En el Frente de Todos también le reprochan haberse autovotado en la última designación para presidente del máximo tribunal, en la que tuvo también los apoyos de Carlos Rosenkrantz (presidente saliente) y Juan Carlos Maqueda.
"Gravedad institucional"
El episodio de esta semana vuelve a poner a Rosatti en el centro de los cuestionamientos. No solo el hecho de haberse votado a sí mismo para quedar al frente del Consejo de la Magistratura generó rechazo, sino que constitucionalistas y referentes del Frente de Todos hicieron hincapié en la gravedad que implica que un fallo de la corte determine la inconstitucionalidad de una Ley sancionada por el Congreso y a la vez pueda reestablecer otra derogada por ese mismo cuerpo legislativo.
Ya el domingo la vicepresidenta Cristina Kirchner había alertado sobre esta situación. Citó el tuit del periodista Matías Mowszet en el que detallaba el prontuario de Rosatti y lo definió como partícipe de “la casta de la que nadie habla".
Pese al revuelo que generó esta declaración y su consecuente rechazo por parte de referentes del Frente de Todos, el lunes al mediodía la Corte avanzó con la derogación del funcionamiento que tenía hasta ese momento el Consejo de la Magistratura y reestableció la antigua estructura de veinte miembros con la presidencia a cargo del titular del máximo tribunal, Horacio Rosatti.
Este hecho motivó que desde el oficialismo se refieran a una decisión “de gravedad institucional”, al considerar que uno de los poderes del Estado (el judicial) se está intrometiendo en competencias de otro (el legislativo) al derogar una Ley sancionada en el Congreso.
Cómo se genera la polémica
Para conocer aún más el detalle de la situación hay que remontarse al año 2017. En ese momento ingresó un expediente a la Corte para solicitarle que se expida sobre la constitucionalidad de una Ley sancionada durante la presidencia de Néstor Kirchner. Esa iniciativa modificó la composición original del Consejo, redujendo la cantidad de consejeros de 20 a 13 y quitándole la presidencia de dicho órgano al presidente de la Corte.
En diálogo con Sí 98.9, el jefe de bloque del Frente de Todos en el Diputados, Germán Martínez, explicó: “Esa modificación durante el gobierno de Néstor se hizo ya que el desempeño del Consejo había sido lamentable. Para los que se acuerdan, entre 1998 y 2003, regía la figura de una misma persona, Julio Nazareno, quien era el presidente de la Corte y del Consejo. Uno de los personajes más complicados en la época de la mayoría automática en la época de Carlos Menem”.
En diciembre del año pasado, la Corte Suprema tuvo tres instancias: declaró inconstitucional la nueva conformación, le dio 120 días al Congreso para tratar una nueva Ley y estableció que si no se cumplía con el plazo, procederían a la reposición de la Ley que rigió entre 1997 y 2003.
En el Congreso, el nuevo proyecto recibió media sanción de la Cámara de Senadores, pero no llegó a ser tratada en Diputados.
De hecho, el diputado del Frente de Todos, Marcelo Casareto hizo una presentación en la que entendió que no hubo un tiempo legislativo suficiente para el tratamiento y pidió una cautelar para que el Congreso tenga el tiempo suficiente. El pedido fue rechazado de plano por los miembros de la Corte.
“Ese antecedente es gravísimo, porque realmente abre la posibilidad de que en cualquier momento la Corte reponga legislación derogada. Eso está fuera de los alcances de la justicia. Con ese antecedente se consagra un antecedente de gravedad institucional”, consideró Martínez.
El hecho parece consumado, y la decisión de la Corte se impuso sobre la de otro poder del Estado como el legislativo, en un asunto que concierne a un organismo tan sensible como el que designa y remueve a los jueces que fallan sobre hechos que inciden en la vida cotidiana de las personas. La duda que se plantean desde el Frente de Todos es cuál es la motivación de fondo para no querer darle a un poder del Estado más tiempo para legislar.