Este miércoles se supo que los restos hallados en 2011 en una tumba NN del cementerio La Piedad de corresponden a la estudiante de Medicina Mónica Cristina Woelflin, desaparecida en 1977 durante la última dictadura. La joven de 25 años cuando fue secuestrada en 1977, militaba en una organización estudiantil llamada Corriente Universitaria por la Revolución Socialista (CURS), el brazo universitario de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO).

Juan Nobile antropólogo, docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), dialogó con Leo Ricciardino por Sí 98.9 sobre lo que fue este hallazgo y todo el trabajo que hay detrás de una identificación. 

Sobre la labor llevada adelante en aquellos años explicó: “El trabajo sobre el cementerio de La Piedad que hicimos nosotros desde el año 2010 y más intensivamente a partir del año 2011, consistió en todo un relevamiento del cementerio, con excavación y exhumación, contatar los ingresos entre el año 1976 y 1983 y abrir cerca de 300 tumbas para extraer restos”.

Además detalló que cuando se empezó a hacer este trabajo se encontraron con que “había más de 150 cuerpos como NN (no name) y la mayor parte de estos ingresos sin identificación estaban concentrados entre el año 76 y 77". "Tomamos muestras de todos y cada uno de esos cuerpos, lamentablemnte otras tumbas se habían reutilizado por una órden administrativa del cementerio, así que segurmante algunas identidades no se puedan recuperar, pero muchas otras sí”, detalló. 

"Luego cada una de esas muestras va a un cotejo con las muestras genéticas aportadas por familiares y eso lleva a todo otro proceso, también judicial para que se vayan autorizando cada uno de estos pasos, pero poco a poco eso se va dando y por eso 8 años después seguimos teniendo identificaciones y seguramente tendremos muchas más", explicó en relación a el tiempo que lleva esta investigación. 

En relación a las sensaciones que experimentan como equipo al conocerse la noticia afirmó que “más allá de la satisfacción científica, cuando se logra un nombre y un apellido implica cumplirle a los familiares con la tarea que nos encomendaron. Sabemos que para lograr duelos las familias necesitan los restos y necesitan la verdad de lo sucedido. La reacción de los familiares es el cierre de una etapa y la posibilidad de darles a sus seres queridos un entierro digno”

Finalmente, refiriéndose ya al aimpacto político que esta noticia tiene aseguró que “la tarea que desde el EAAF se lleva adelante tiene que ver con toda una política de Estado que busca la identifiación y restitución de restos, y todo lo que contribuya a la memoria, la verdad y la justicia”. "Partimos de la verdad histórica de que se trató de un plan sistemático de exterminio, que existió terrorismo de estado y lo hemos podido demostrar con distintas exhumaciones y hallazgos", cerró.