El último discurso de Fein en el Concejo: repaso de logros con poca arenga electoral
La intendenta Mónica Fein cerró parcialmente el círculo de dos gestiones al mando de la intendencia de Rosario en lo que fue su último discurso frente al pleno del Concejo. En la previa se descontaba la enumeración de los logros de estos años y una dosis electoralista fuerte como hizo en el 2017, año de los comicios intermedios, pero no fue del todo así. Si bien hizo un repaso intenso de la gestión, el discurso sonó algo desabrido y con tono parejo, lejos de las arengas habituales en un año electoral.
No hubo anuncios de proyectos a largo plazos por la obviedad de finalizar su gestión, más bien fue un resumen de los aciertos de la gestión socialista. Por otro lado, no se privó de criticar en un par de oportunidades al macrismo, fuerza política opositora del Frente Progresista con la que más peleará votos. Para ello utilizó como una colectora el mensaje brindado por el presidente electo Raúl Alfonsín al asumir el 10 de diciembre de 1983.
“El Estado no puede subordinarse a poderes extranjeros, no puede subordinarse a los grupos financieros internacionales, pero que tampoco puede subordinarse a los privilegiados locales. La propiedad privada cumple un papel importante en el desarrollo de los pueblos, pero el Estado no puede ser propiedad privada de los sectores económicamente poderosos”, había dicho Alfonsín y Fein repitió.
Hasta ahí llegó aunque la frase siguiente de aquel discurso no desentonaba con su propósito: “Las oligarquías tienden siempre a pensar que los dueños de las empresas o del dinero tienen que ser los dueños del Estado”.
Para continuar con el desfile electoral, defendió las políticas del socialismo y levantó lo que plantea como la bandera máxima del partido que es la de la honestidad al decir que “en 30 años no tenemos una sola mancha de corrupción”. Quizás haya sido el momento de mayor contagio con los militantes presentes, aunque no vibró la tribuna que, dicho sea de paso, no pudo ingresar banderas como ha sido habitual en este tipo de actos.
Luego advirtió que “a pesar de las desavenencias en el año social y económico” la gestión no dejó “solos a los que más lo han necesitado” y dio pie a una lista de acciones sociales. Allí tocó la salud pública, el acompañamiento al comercio local que ha sido activo en el último año, y la obra pública.
Dardos a Cambiemos
“Acá hay obras, no maquetas”, disparó y alimentó el argumento que Nación no ha terminado los proyectos prometidos, y puso de ejemplo la refacción del Monumento a la Bandera. Para hablar de la violencia urbana y narcotráfico defendió al gobierno provincial y fabricó una suerte de chicana al macrismo al acentuar: “Nunca dijimos que era una tormenta pasajera”.
“No podemos modificar las reglas del FMI, o modificar las políticas macroeconómicas, pero sí estar cerca de los que la están pasando mal”, afirmó. Para el final se esperaba un cierre efervescente con una arenga al conjunto de los rosarinos e incluso una despedida personal más intensa. Pero resultó ser protocolar y con pulso de 'cumplido'.
Los candidatos, al micrófono
Al finalizar el discurso, los precandidatos a intendente salieron a la cancha en modo campaña. Desde el recinto opinaron sobre el discurso. Juan Monteverde de Ciudad Futura competirá por la intendencia de Rosario y ni bien terminó el discurso consideró que la intendenta “no hizo una sola autocrítica” y no explicó “por qué los problemas se agravaron”.
El precandidato a intendente por el peronismo, Roberto Sukerman, opinó: “La intendenta dijo siempre que es la mejor del país, pero sabemos en la realidad qué es lo que pasa con la inseguridad, con el narcotráfico, con el desempleo, con el transporte público (...) fue un discurso de despedida, de una gestión que está en retirada”. Su compañera de bloque, Norma López, fue más cruda en la crítica: “El tono épico de la intendenta denota la cercanía de las elecciones”.
Roy López Molina, uno de los candidatos de Cambiemos, sostuvo: “La falta de autocrítica es la característica del socialismo. Siempre los problemas del socialismo son culpa de otro, en este caso el gobierno nacional. Merece un párrafo aparte el narcotráfico y la inseguridad, no un minuto y medio de una hora de discurso como hizo la intendenta”.
Por su parte la carta para la intendencia del socialismo, Verónica Irizar, le contestó y recogió el planteo de Fein de “no tomar el tema del narcotráfico e inseguridad con oportunismo político”. Luego consideró que el discurso planteó “las mayores transformaciones que tuvo la ciudad donde se priorizó la cercanía y lo social”.
Su adversario en las internas del Frente Progresista, Pablo Javkin, mantuvo el equilibrio de pedir por el diseño de políticas nuevas sin críticas fuerte al espacio. Cuando se le preguntó por autocrítica en el discurso de Fein, respondió: “Hay deudas hacia el futuro que saldar. En mi caso me propongo hacer políticas sobre esas deudas. Hay prioridades que no las resolvemos con lo hecho hasta acá. Cuando uno gobierna tiene el dilema de enamorarse más de lo que hace, o poner hincapié en lo que tiene que venir”.