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El Vaticano respaldó el "nuevo protagonismo" de China a nivel global plasmado en la Asamblea Nacional Popular del gigante asiático que finalizó el martes pasado y que implementó reformas en la constitución que entre otros temas eliminaron la restricción de dos mandatos para el presidente Xi Jinping.

"No tememos a una China que aumenta su peso en los escenarios internacionales con su propia y original visión del mundo y su herencia inestimable de cultura y civilización", planteó el ministro de relaciones internacionales del Vaticano, el monseñor inglés Paul Richard Gallagher.

"China se percibe a sí misma como en un punto de inflexión de desarrollo, gracias a proyectos importantes como la nueva ruta de la seda", agregó el secretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede al participar en un congreso sobre cristianismo en la Universidad Gregoriana de Roma.

"Con su política exterior está claramente adoptando un nuevo acercamiento a los equilibrios existentes en las relaciones internacionales, y también se está consolidando su presencia en los países en vías de desarrollo", destacó Gallagher.

En una intervención llena de palabras positivas en medio del acercamiento entre China y la Santa Sede, dos Estados sin relaciones diplomáticas desde 1951, Gallagher destacó los programas de largo plazo "que dan a un número considerable de ciudadanos la posibilidad de vencer la pobreza": 

Así, subrayó que el país asiático "enfrenta los desafíos globales insistiendo en su propia identidad a través de un modelo económico, político, y cultural que busca darle características chinas a la globalización y construir un nuevo protagonismo".

Las declaraciones de Gallagher se dan en el marco de un acuerdo que aparece cercano entre los dos Estados para designar obispos de manera conjunta. "Las negociaciones están progresando a pleno rendimiento", aseguró en ese marco la semana pasada el vicepresidente del Consejo de Obispos de China, Fang Jianping, referente de la asociación oficial de religiosos.

Durante décadas, los obispos designados por la Asociación Patriótica creada por Beijing en los años 50 como una suerte de brazo religioso del Partido Comunista no contaron con el aval de Roma y son considerados "ilegítimos". De todos modos, los siete purpurados que quedan en esta condición ya iniciaron de manera reservada las gestiones para lograr también el aval del Vaticano para su cargo.

Del otro lado, hay 17 obispos "clandestinos", que son reconocidos por Roma pero no por Beijing, y que también pasarían a tener el doble aval de ratificarse el acuerdo.

En 2014, Francisco se convirtió en el primer pontífice en sobrevolar el espacio aéreo chino, luego de que Beijing le hubiera negado el permiso a Juan Pablo II en 1988. Desde entonces, ha repetido en varias entrevistas su deseo de ir a China y dejó clara su admiración por el pueblo del país asiático.