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El presidente Alberto Fernández manifestó este martes nuevamente que la oferta presentada por la Argentina "es el último esfuerzo que podemos hacer", al ratificar la propuesta presentada en la primera semana de julio que fue rechazada durante la víspera por tres grupos de acreedores.

"Confío en que los acreedores entiendan que es el último esfuerzo que podemos hacer", dijo el mandatario ante un auditorio de empresarios, fondos de inversión y acreedores de la Argentina en el marco de un encuentro virtual organizado por el Council of the Americas, y subrayó que la oferta argentina "no es un capricho, es sensatez".

Fernández enfatizó en varias oportunidades la idea de que la propuesta presentada el 6 de julio pasado es "la que podemos hacer", al tiempo que habló del futuro económico de la Argentina, la crisis de deuda provocada por el macrismo y su profundización durante la pandemia de coronavirus.

La última oferta presentada por la Argentina contuvo una importante mejora respecto a la propuesta presentada el pasado 21 de abril, de casi 13 dólares cada 100 dólares de valor nominal de deuda, al ubicarse dentro de un rango de entre 53 a 58 dólares de valor de recupero.

En base a cálculos de mercado esa propuesta tiene apenas una distancia equivalente a US$ 1.600 millones en términos totales respecto de la contra oferta presentada ayer por tres grupos de acreedores -Grupo Ad Hoc de Accionistas de Bonos Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Accionistas de Bonos de Intercambio-, que hicieron un último intento de unión para presionar más al Gobierno a ceder un poco más.

Los analistas -al analizar la contra propuesta- advirtieron también que se limaron varias de las diferencias legales entre las partes, si bien mantuvieron algunos reclamos de parte de los acreedores formuladas con anterioridad.

A modo de ejemplo, los acreedores aceptaron el planteo argentino de tener dos criterios legales, uno para bonos del 2005 y otro para los bonos del 2016.

El lado negativo es que persisten con el pedido de reasignación de series de bonos posteriores al canje, una facultad de los soberanos que no está prohibida en las normas estandard que promueven el G20 y el FMI, que a la postre permite a los deudores alcanzar las mayorías necesarias para llevar adelante con éxito una reestructuración.

La Argentina explicitó en el prospecto de canje la posibilidad de utilizar dicha opción, sin especificar "ex ante" si finalmente lo hará o no.

Sobre este último punto legal de discordia, Fernández se mostró firme al enfatizar que "una de las cosas que debemos respetar son las normas".

"Y las normas internacionales para dirimir reglas soberanas están escritas; y nosotros utilizamos eso, y si el mundo decide cambiarla asumiremos este cambio, pero lo que no puede ser es cambiar sobre la marcha, cuando las normas están escritas y para ser cumplidas", subrayó.

En ese marco, el Presidente volvió a recalcar el apoyo recibido por parte de los países del G20, el FMI y gran parte del empresariado local, además de otros actores internacionales y locales.

Para Fernández, este Gobierno encaró el problema con "seriedad; la solución de la deuda es importante y lo queremos resolver", consideró.

El presidente también se esmeró por explicar su visión de gestión, donde expresó que "prefiero fijar objetivos", antes que tener un plan económico como demandan los inversores.

Entre los objetivos pautó que "la Argentina tiene que resolver el problema de deuda; para ello tenemos que desendeudarnos; para desendeudarnos, acumular reservar, y para eso hay que exportar".

De esa forma, Fernández buscó dejar en claro que su Gobierno persigue los objetivos conjuntos de superávit comercial y fiscal, la misma fórmula que utilizó el presidente Néstor Kirchner en su mandato y que le permitió la recuperación económica tras la crisis de 2001.

En lo que respecta al proceso de canje de deuda, los acreedores tienen plazo hasta el 4 de agosto próximo para decidir si aceptan la oferta argentina.

Hasta el momento tres fondos que integraron inicialmente el denominado Comité de Acreedores aceptaron expresamente la oferta argentina.

Se trata de Fintech y Gramercy, que aceptaron a través de un comunicado, y del fondo Greylcok, cuyo CEO, Hans Humes, realizó declaraciones a los medios favorables a la oferta argentina. Lo tres fondos participaron de las reestructuraciones del 2005 y del 2010.