La historia del edificio del ministerio de Desarrollo Social, emblema de Buenos Aires
Originalmente fue sede del Ministerio de Obras Públicas. Además, el escenario del renunciamiento de Evita. Menem también quiso tirarlo abajo.
Construido durante la Década Infame, escenario de uno de los más destacados discursos de Evita y foco de protestas desde hace varias décadas, el edificio que actualmente ocupan el Ministerio de Desarrollo Social y el de Salud fue eje de debate en más de una oportunidad por su ubicación, algo que fue nuevamente lanzado a la palestra con una iniciativa del legislador porteño liberal Roberto García Moritán.
El emblemático edificio, ideado por el arquitecto José De Hortal y diseñado por su par Alberto Belgrano Blanco, posee una estructura racionalista, propia de la época y que facilita la ventilación e iluminación de sus oficinas.
La construcción del primer y único rascacielos levantado sobre la 9 de Julio se hizo en tiempo récord, mientras a su alrededor también se llevaban a cabo los trabajos para la mítica avenida y el Obelisco.
Una vez finalizadas las tareas, allí se instaló el entonces Ministerio de Obras Públicas, pero con el paso de los años fueron variando las carteras asentadas en este edificio: actualmente funciona como sede de Desarrollo Social y Salud.
En 1951, durante la gestión de Juan Domingo Perón, se instaló en su terraza una antena que permitió la primera transmisión de televisión del país. Ese mismo año se produjo en este edificio uno de los hechos más destacados en la historia de María Eva Duarte de Perón: el renunciamiento histórico.
En el marco de un Cabildo Abierto del PJ, las inmediaciones del rascacielos racionalista se vieron colmadas de militantes, que se acercaron para impulsar la fórmula presidencial Juan Domingo Perón-Eva Perón. Pese a la propuesta popular, la abanderada de los humildes rechazó el ofrecimiento con un discurso que pasó a la historia: "Renuncio a los honores, pero no a la lucha".
Décadas después, bajo la Presidencia de Carlos Menem, la construcción estuvo a punto de ser demolida, ya que el entonces mandatario consideraba que se trataba de un "adefesio". Al contrario, en 2002, el entonces jefe de Estado, Eduardo Duhalde, declaró al edificio Monumento Histórico Nacional, lo cual estableció un paraguas protector legal.
Las complicaciones económicas de los últimos años y los reclamos de organizaciones sociales hicieron que el rascacielos se transformara en la Meca de las protestas. En la gestión de Cristina Kirchner, en 2010, se realizaron tareas de restauración de la fachada y se montaron los murales de Evita que hoy caracterizan a la construcción.