Macri se puso el casco, manejó, y metió el gancho
Los empresarios y políticos se metían rápido en la carpa instalada en el predio de General Motors porque el viento de Alvear soplaba frío, había todo un catering para devorar, y todavía faltaba bastante para que el presidente Mauricio Macri comenzara su discurso.
Mientras tanto, el mandatario aún realizaba la recorrida por la planta en un carrito como el de los golfistas. Ubicado en el asiento de adelante, al lado del guía, y con casco de protección como lo indican las medidas de seguridad, Macri demoró una media hora antes de presentar el nuevo Chevrolet Cruze II.
Adentro de la carpa, más de 250 personas, en su mayoría empresarios de distintos rubros, sobre todo autopartistas y proveedores de la automotriz, y personal de GM, mostraban un ambiente de aprobación parecían estar en su salsa y satisfechos con el gobierno macrista. Hubo un evidente entusiasmo entre los presentes con los aires de renovación de la administración nacional, salvo el gremio de los mecánicos y afines, Smata, cuyos dirigentes se quedaron a un costado, críticos y enojados con las medidas económicas que amenazan con la estabilidad laboral del sector.
Cuando todos ya estaban aguardando sentados, Macri llegó manejando el nuevo Cruze II, como en sus tiempos de directivo de Sevel, la empresa que comercializaba vehículos en el país, sólo que de la marca Fiat. Rápidamente bajó, se acercó a unos periodistas, dio una breve declaración e ingresó en la carpa donde lo esperaba en el escenario el gobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz y la CEO mundial de GM, Mary Barra. Hasta diciembre otra mujer era CEO en Argentina, Isella Costantini, quien renunció a ese cargo para saltar al gobierno macrista y ocupar la presidencia de Aerolíneas Argentinas. Todo un anticipo de la relación de la multinacional estadounidense con la administración de Cambiemos.
En 8 minutos, el presidente agradeció el compromiso de los empresarios para no despedir gente por 90 días, habló de los alcances productivos del nuevo vehículo, y refrendó los beneficios anunciados para las pymes, todo enmarcado en el concepto “confianza”, que repitió varias veces.
Para finalizar, estampó su firma en el capot de un nuevo Cruze II color blanco ubicado al lado del escenario, el cual quedará para el museo de Chevrolet. El helicóptero ya calentaba el motor, para volver a Buenos Aires donde sigue caliente el debate por la ley antidespidos.