El Gobierno dio marcha atrás con el aumento previsto en las tarifas de luz y gas, mientras que tampoco aplicará ajustes sobre el impuesto a los combustibles. Las medidas que intervienen sobre los precios, teoría opuesta a la defendida por el presidente, responden a la necesidad de planchar la inflación. 

La baja en el índice de precios en bienes y servicios se ve opacada frente a la aún más fuerte caída del poder adquisitivo de los argentinos. Sin embargo, es el único logro que puede exhibir Javier Milei en estos casi siete meses de gestión y no está dispuesto a pederlo. Es por esto que desde el gobierno nacional decidieron postergar los aumentos en luz, gas y combustible para evitar que haya presiones adicionales sobre el costo de vida.

En el caso de los combustibles, el impuesto iba a actualizarse un 115% y el impacto en el surtidor iba a llegar al 20% en Rosario. 

La decisión se tomó sólo para las tarifas de luz y gas de julio con la intención de contemplar la estacionalidad y que los aumentos lleguen luego de pasar el séptimo mes del año que es, debido al invierno, uno de los meses de mayor consumo.