Paula Sagué: "Los ministerios más sensibles de Perotti sólo administraron lo que hay"
La precandidata a senadora provincial por Unidad Ciudadana consideró que las carteras de educación, desarrollo social y salud se dedicaron a contener "para que nada estalle". Una entrevista sobre los desafíos que representa su campaña y la ponderación de la creatividad y el hacer como indispensables para transformar la realidad.
Paula Sagué tiene 35 años y es precandidata a ocupar una banca en el Senado de la provincia por Unidad Ciudadana, en la lista que Marcos Cleri encabeza para gobernar Santa Fe. En diálogo con Rosarioplus.com, la militante defiende “el privilegio” de ocupar lugares que puedan cambiar la vida a la gente y apuesta a dar sentido, creatividad y proyección a las ideas y las gestiones. Criticó a los ministerios más sensibles del perottismo, considerando que “administraron lo que hay para que no estalle nada”.
Sagué es joven y habla de sus ideas a través de su experiencia. Se le nota que es la primera vez que hace campaña y por eso suena genuina: se va por las ramas, cita documentales, se autodefine como una persona “picaseso” y se ríe con eso. Su personalidad contrasta con la idea que hay sobre la Cámara Alta provincial: un lugar medio oscuro, de hombres - en su enorme mayoría - y comodidad.
“La exposición en términos de carita no me gusta. Me gusta contar de mi laburo y del laburo de mis compañeras y compañeros. Me deja tranquila saber que formo parte de un proyecto que va más allá de los tiempos electorales y por eso lo vivo lúdicamente, como una especie de feria donde tengo que dar cuenta en cinco semanas de toda una trayectoria intergeneracional y de toda la fuerza de un colectivo de trabajadores multidisciplinario. Tengo la tranquilidad de que a mí no me corre ningún tiempo electoral, los tiempos son de la construcción política y la disputa de sentido”.
- ¿Por qué aceptaste ocupar un rol en las listas? ¿Cómo te estás sintiendo?
- Porque siento que fue un doble reconocimiento. Primero de mi propio espacio político, que es La Masotta, un movimiento de salud que está anclado en el peronismo y la Universidad, pero que a la vez traspasa la frontera de la Universidad. Nosotros comenzamos como organización en 2010 y de a poco fuimos ocupando distintos lugares. Mis compañeros reconocieron mi compromiso cotidiano y decidieron al unísono que tenía que ser yo la referencia. También es un reconocimiento de Unidad Ciudadana, de Marcos Cleri, a nuestro trabajo, compromiso y proyecto sanitario. Creo que Marcos vio que tenemos una idea más allá de la gestión. Para mí, las gestiones se pasan resolviendo los conflictos diarios con una mano y usando la otra para lo creativo, para el proyecto. No se pueden ocupar lugares para administrar lo que hay. Eso no es lo que hicimos, ni es lo que haremos.
- ¿Qué análisis haces del escenario provincial frente a las PASO?
- Ya hay algo de este sistema electoral de boleta única que es un poco despolitizante, porque en definitiva se terminan votando caras. La farandulización de la política no es nueva, pero esta boleta quizás propició la búsqueda de personas conocidas. Una no va a decir quién puede y quién no participar, pero sí que son referencias que no representan proyectos colectivos. En todo caso se suman y está buenísimo, pero se suman a otras referencias u otros colectivos, no tienen que ver con militancia y con construcción. Dentro de nuestra propia interna, la competencia dentro de mi candidatura está atravesada por figuras que vienen de otros lugares, que no son de la construcción política. Pero creo que Cleri pudo sintetizar algo distinto, con Alejandra Obeid como referencia en el norte provincial, Alejandra Rodenas y Jaqueline Balangione, que vienen de la Justicia, y Marina Magnani, que es muy genuina.
- ¿Qué podés aportar como mujer, como militante joven, al Senado provincial?
- A mí en términos de acción me gusta el Ejecutivo, me gusta la gestión. Pero estando en gestión me doy cuenta de la importancia que tiene el legislativo para brindar las herramientas para transformar o incluso vehiculizar esas mismas políticas públicas que en términos de ideas son muy buenas pero en términos de la práctica se encuentran con obstáculos. Eso es lo que me entusiasma. Hay cuestiones que si vos no las cambias en términos de legislación, después te encontras con muchos obstáculos, más simples pero con efectos concretos en la vida de las personas. Yo no voy a ser cómplice pasiva de algo en lo que además se pone la firma, la trayectoria. No voy a rifar nuestro espacio.
- ¿Qué balance haces de estos cuatro años de gobierno de Perotti?
No te voy a decir que esperaba mucho porque fue un momento histórico particular, apostamos a recuperar el gobierno de la provincia pensando también en la recuperación de un proyecto nacional. Podríamos decir que fue una apuesta sin garantías. Yo no te puedo decir que estoy desilusionada, nunca estuve ilusionada. Tampoco sé si fue todo responsabilidad de él. Para mí no eligió bien los funcionarios representando en distintas carteras muy sensibles como educación, desarrollo social, salud. Las gestiones tienen que responder a las demandas concretas pero no limitarse a administrar lo que hay. Los cargos son circunstanciales, pero cuando inicias una gestión tenes que preguntarte qué esperás si pudieras quedarte 20 años. Hay que pensar qué es lo que vos querés crear y apuntar todos los recursos posibles, los que tenés y los que tenés que inventar. Yo veo que, por ejemplo, el sector productivo está contento con la gestión de Perotti. Y está bien. Pero veo también que las otras carteras, en un contexto de cuatro años de macrismo y una pandemia, quedaron administrando lo que hay para que no estalle, nada más.
- ¿Qué te motiva a aceptar un cargo en este contexto de crisis y tanta violencia en Rosario?
- Primero, que Rosario es mi ciudad. Yo tengo hijos y quiero vivir acá. Quiero cortar con esa sensación que tenemos de que esto fue así siempre. Las cosas pueden ser distintas. No estamos en un momento en que la organización del crimen se ha estabilizado, lo que sí hay es un descontrol de las violencias y las desigualdades, y un acceso a armas y ausencia de proyectos de vida donde los jóvenes lamentablemente no tienen ni su propio valor. Si uno no tiene proyección propia, ¿qué valor tiene la vida del otro? Yo lo puedo entender de un vecino o una vecina, pero cuando lo escucho de la militancia o de funcionarios y de representantes, la verdad es que dan ganas de pedirles que se corran, que se corran porque hay gente que sí lo quiere hacer y sí lo puede hacer.