Religión y política: cómo se mezclan en América Latina y qué puede pasar en Argentina
En los últimos años las menciones a Dios y el uso de pasajes bíblicos se colaron y multiplicaron en los discursos políticos. Los evangélicos en Argentina consolidaron su fuerza sumándose a otras expresiones de la derecha en Estados Unidos y América Latina. Tal es el caso de Jair Bolsonaro en Brasil donde su caudal electoral está basado en estos sectores. No muy diferente fue la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con el apoyo explícito de las de las iglesias pentecostales.
Marcos Carbonelli, Doctor en Ciencias Sociales por la UBA e investigador del Conicet, dialogó al respecto con Sí 98.9 y sostuvo que se trata de un vínculo histórico, multidimensional y contextual que no es reciente, pero a la vez no sólo se da en lo partidario y político.
“Es un vínculo para analizar caso por caso, país por país y región por región”, señaló el docente e investigador ya que dijo que no es idéntico ni cuenta con la misma fuerza y las mismas características. “No es lo mismo Brasil que Estados Unidos”, aclaró y apuntó que el mundo evangélico desde hace tiempo viene ensayando algunas intersecciones con lo político, armando partidos u opinando en debates públicos. “Está claro que son un actor político hecho y derecho de nuestras democracias contemporáneas”, agregó.
Para Carbonelli estas expresiones no son nuevas en el país en cuanto a lo religioso, pero si ante la posibilidad de proyectarse en la política y de llevar la religión al cuarto oscuro. Además, en el caso del catolicismo, que mantuvo y mantiene fuertes lazos con la política añadió: “Hay una cercanía entre la jerarquía católica y el poder político que se hace presente en legitimidades mutuas, pero también en los vetos como los casinos, o el aborto”.
Otro dato novedoso, según el investigador, es la gran movilización de estos sectores en la calle ocupando el espacio público como estrategia política. Aunque en estas encuentra similitudes con el catolicismo que desde muchos aspectos buscó históricamente tutelar matrices políticas desde una visión religiosa, por encima de la lógica y la dinámica política.
“A mi juicio, más que pensar como los agentes religiosos avanza sobre el espacio público, es al revés, es pensar como los actores políticos se apropian del discurso religioso como estrategia”, comentó y citó a Bolivia como un caso testigo, donde se utilizó adrede un discurso religioso para fines políticos. “No es que sean religiosos per se o gente que tiene una convicción religiosa profunda”, precisó.
En contraparte a lo que sucede en otros países de América Latina sustentó que en Argentina, más allá de los pedidos de las Iglesias para bloquear proyectos que consideran que atentan contra la moral pública, se pudo lograr ir por leyes como el aborto o el matrimonio igualitario, cuando el papa es argentino.
Sobre eso indicó Carbonelli que una de las primeras acciones en el comienzo de la pandemia, por parte del presidente Alberto Fernández, fue mostrarse con los curas villeros, entre ellos el Padre Pepe, pero esa foto no impidió el avance del aborto y no dejó en el aire un pacto de toma y daca entre las partes, por lo cual la política siguió con su autonomía por más que los religiosos hayan tomado la calle.
“Estos grupos que protestan en la calle son minorías activas, si uno toma el conjunto de los católicos y los evangélicos sus decisiones tiene cierta autonomía; la gente no entra al cuarto oscuro pensando en su religión lo hace pensando en la economía. La gente que toma su actividad religiosa para decidir su voto es la minoría de la minoría. En el largo plazo no hay que temer que la religión va a condicionar e impregnar la conducta política de las masas”, aseguró.
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