Roy López Molina era número puesto, pero puede no largar
La candidatura de Cambiemos para la intendencia de Rosario ha entrado sorpresivamente en una etapa de incertidumbre. El número puesto hasta ahora era Roy López Molina, el joven apadrinado por el macrismo que ganó las elecciones intermedias en el Concejo municipal por un amplísimo margen y desfiló desde entonces como el elegido. Pero en las últimas semanas, el ostracismo total de López Molina comenzó a poner en duda sus chances para competir por la intendencia y generar algunos murmullos.
Todo parecía indicar que el ocultamiento se debía a una estrategia temporaria para despegarse de la abrupta caída de imagen del presidente Mauricio Macri luego de los arbolitos de navidad pelados y las subas de tarifas solapadas a fin de año. Una jugada de cuidado facial como ya había intentado durante algunas semanas de mediados de año cuando la economía nacional se desgarraba al ritmo de la devaluación. Pero había más.
Sin actividad en las redes sociales desde las fiestas más que algún retuit al presidente Macri sobre el ruido político en Venezuela, alejado de lugares públicos, y el teléfono en modo avión, la desaparición ha hecho mella en la política rosarina de Cambiemos, cuyos dirigentes empiezan a impacientarse.
“Hoy el que tiene que tomar la definición si va a ser o no candidato es Roy”, dijo sin vueltas a Rosarioplus.com Federico Angelini -constructor de Cambiemos Santa Fe y de llegada como nadie a la Casa Rosada- y le tiró la pelota. “Yo lo apoyo a él”, precisó luego sabiendo del poder de sus palabras.
La aclaración no es casual. Se rumoreó en los últimos meses que Angelini tendría algunas diferencias con Roy, sobre todo después de que el golden boy del macrismo ganara con contundencia y se llevara todas las felicitaciones en las elecciones del 2017. Cuestiones de armado intercedieron y abrieron un hueco que tomó profundidad este verano cuando las elecciones se vienen encima.
Al parecer, responden a las habituales intermitencias políticas dentro de un espacio político entre un jefe político y el resto en tiempos de definición. Y como se sabe, el constructor de Cambiemos en Santa Fe es Angelini y es él quien arropa o manda al crudo frío del aislamiento. Más aún cuando está por competir para gobernador y no quiere que ninguna ficha se le caiga del tablero.
Antes del respaldo de Angelini, José Corral, al comenzar a construir su candidatura a gobernador para competir justamente con el actual diputado provincial, se pegó a Roy y afirmó que era “el” candidato para la intendencia de Rosario deshaciéndose en elogios. Incómodo para López Molina por más que las coincidencias lo ganaran de cuerpo entero. Corral sabe que en Rosario se gesta el éxito de una elección provincial y ni lerdo ni perezoso también coqueteó con Ana Laura Martínez.
Aparentemente, son temas personales los que le estarían haciendo pensar a López Molina si exponerse a una campaña electoral, aunque desde su entorno laboral dicen que “anda muy bien” y que la decisión de presentarse a competir es del partido y no personal. Protocolar pero corto fundamento para interpretar la realidad política.
Es que la lógica indica que López Molina es el candidato de Cambiemos de mayores chances tiene, más allá que las encuestas se le han enfriado. Por un lado, por la victoria en las elecciones 2017, primero dando vuelta los pronósticos y derrotando a Anita Martínez, y luego haciendo pie en todos los barrios de Rosario menos en Empalme Graneros que quedó en manos del peronismo.
Con esta contundencia, las aspiraciones a la intendencia luego de las elecciones de 2017 se agotaban en Roy. El aparato parecía estar aceitado y encaminado, y a esta altura todo indicaba que las esquinas rosarinas estarían empapeladas con los séxtuples y la cara de López Molina. Están sólo las de Angelini pensando en la Casa Gris.
En el revoleo interno, empezó a sonar el nombre del concejal Gabriel Chumpitaz como posible rival en una interna, aunque se interpreta más como una jugada para apurar a López Molina que a una real competencia. Lo cierto es que el orden que caracterizó al sello en Rosario al menos hasta 2017, empezó tener sus crujidos, propios del andar en la arena política.
Si bien puede haber algo de desorientación, los faros y la exclusividad política son para pocos, y sin perder tiempo muchos quieren anudar los cabos sueltos. Incluso el aparato está trabajando en ello.
En rigor, resulta sorpresivo y hasta inverosímil pensar que luego de cocinar lentamente durante casi 10 años al candidato Roy para la ansiada intendencia rosarina, Cambiemos Santa Fe –es decir el propio Angelini– decidan borrarlo de la escena. Pero la política, como el fútbol, muchas veces esquiva la lógica y se permite ciertos desvíos. En los próximos días se definirá o lo definirán.