Con la condena a prisión de dos rosarinos, quedó desarticulada una estructura criminal dedicada a controlar a sangre y fuego algunos barrios del sur de Rosario, para reinar en negocios ilegales como narcomenudeo, usurpación de viviendas, y extorsiones, entre otros delitos. Según el Ministerio Público Fiscal, es la banda que lideraba Uriel Luciano Cantero, un hijo del fallecido Claudio “Pájaro” Cantero, pionero del clan Los Monos.

El juez Gonzalo López Quintana condenó en juicio abreviado y con acuerdo entre Fiscalía y defensa a Brandon Aramburu a 11 años y medio de prisión, y a Matías Ottogalli a 4 años de cárcel, además del pago de una suma como reparación de daños. El delito por el que han sido condenados es asociación ilícita agravada por la participación de menores de edad, según configuró la fiscal Marisol Fabbro. Además de la pena de prisión, deberán pagar como resarcimiento una suma de $500 mil Ottogalli, y $700 mil Aramburu a la organización civil Rancho Aparte.

La pena para Aramburu también había sido de 4 años de prisión, pero se unificó con otra anterior por abuso de armas y quedó establecida en 11 años y medio de encierro.

Ottogalli tiene 23 años y es el novio de una hija de Ariel “Guille” Cantero, el líder de Los Monos. 

Además de estos, ya están condenados y en prisión Guillermo Aranda, Walter Arce, Ricardo Verdún, Emiliano Ruiz Díaz, Bruno Candia, Facundo Meza, Dylan Cantero, Alexis Ledesma, Facundo Di Filippo, Macarena Cantero, Héctor Carni, Walter Medina, y Fausto Gamarra. 

El portavoz del MPA señaló que la banda “se dedicó a cometer delitos contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la libertad, contra la administración pública, contra la seguridad pública, contra la fe pública y contra la salud pública en Rosario”. La acusación alude a diversos ataques armados con la que instauró su autoridad criminal en barrios como La Granada, Las Flores, Las Delicias y Plata. Esa expansión territorial fue proporcional a la expulsión de otras bandas rivales, desalojadas de los negocios ilícitos de la zona, principalmente la venta de estupefacientes. Y todo a fuerza de amenazas y ataques armados. 

Según la reconstrucción que hizo la fiscal Fabbro, la gavilla operaba desde por lo menos junio de 2021, y a las órdenes de Luciano Cantero desde prisión en el penal federal bonaerense de Marcos Paz. Sus mano derecha, Erica B. y Lorena V., a cargo de transmitir y ejecutar las órdenes del jefe.

“La organización se caracteriza por contar con gran poderío económico y de fuego, en tanto puede apreciarse que cuentan con liquidez en moneda nacional y extranjera que obtienen de actividades ilegales, como ser la venta de estupefacientes, sustracción y posterior venta de vehículos, como viviendas que van adquiriendo mediante actos intimidatorios. Sus objetivos están direccionados a incrementar su patrimonio ilegal, con bienes muebles e inmuebles”, expuso la fiscal.