El financista Luis Herrera, y sus hijos Diego e Ignacio, están presos otra vez desde este lunes a la tarde. Se entregaron por motu propio en la sede de la Policía de Investigaciones, zona sur, al saberse acorralados por el fiscal Miguel Moreno que ya iba a requerir su captura por la megaestafa que protagonizaron, con un tendal de acreedores que le reclaman más de 30 millones de dólares invertidos y perdidos.

Con las últimas denuncias que acopió el fiscal, suman alrededor de 300 acusaciones individuales contra aquel reconocido ex presidente del mercado de futuros Rofex y titular de la agencia de bolsa Fernández Soljan, que operaba en paralelo una mesa de dinero negro con la que efectuó el fraude.

Con nuevos cargos en su contra, los Herrera siguen en prisión preventiva y serán imputados el jueves. La estrategia de presentarse de manera voluntaria fue acreditar a la Justicia que siempre estuvieron a disposición y sin ánimo de profugarse. Por esta razón es que sus abogados pedirán el jueves la excarcelación, a la espera del juicio oral en libertad.

El fiscal Moreno ya no tiene dudas de que Herrera jamás realizó inversiones bursátiles en el exterior, aunque era eso lo que les comentaba a sus clientes para atraer sus posiciones financieras.