Al menos 667 personas fueron detenidas en la noche del jueves al viernes en Francia, la tercera consecutiva de disturbios, con escenas de caos y saqueos en varias ciudades, tras la muerte de un joven en Nanterre por un disparo de la policía cuando trataba de huir de un control.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, dio esa cifra en un mensaje en su cuenta de Twitter y la relacionó con las instrucciones de "firmeza" que había dado. Darmanin, que había desplegado 40.000 agentes para tratar de evitar que se reprodujeran los altercados, destacó que policías, gendarmes y bomberos tuvieron que "afrontar una violencia infrecuente".

Según su departamento, en los enfrentamientos con los jóvenes que protagonizaron las protestas -buena parte de los detenidos tienen entre 14 y 18 años- resultaron heridos 249 policías y gendarmes, aunque ninguno de gravedad.

Una vez más, el epicentro de las protestas ha sido la ciudad de Nanterre, en la periferia inmediata de París, donde fue incendiada una agencia bancaria y varios edificios públicos como escuelas y un centro de impuestos sufrieron serios desperfectos.

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También fueron pasto de las llamas 13 autobuses de la red metropolitana de París que estaban estacionados en un depósito de la ciudad de Aubervilliers, y fueron objeto de un ataque de varios individuos con cócteles molotov.

Pero la ola de violencia no se limitó a los barrios sensibles de la región de París, sino que también alcanzó a la capital, donde hubo saqueos de comercios en el barrio de Les Halles, en el centro, y muchas otras ciudades. En varias localidades de Ile-de-France, los alcaldes han decretado toques de queda que van a estar en vigor hasta el final de la semana.

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