Dos mujeres, madre e hija, quedaron imputadas de encubrir a un hombre involucrado en narcotráfico, al subalquilarle sucesivos domicilios a sabiendas de su actividad ilegal. El último fue un departamento del complejo Metra, en Puerto Norte, donde resultó que el inquilino encubierto hacía funcionar una cocina de cocaína.

A instancias de los fiscales Franco Benetti y Santiago Cruz Alberdi, el juez federal de Garantías Eduardo Rodrígues Da Cruz culminó el proceso contra Andrea Ortigala y su hija, Camila P. C. por encubrimiento agravado. No obstante, aguardarán el juicio oral en libertad, con ciertas reglas de conducta.

Es otra parte de la investigación que derivó en el allanamiento al sitio de corte y estiramiento de cocaína que funcionaba en un departamento del piso 10, en avenida Carballo 580, y en la detención del morador, Maximiliano Adrián Ortigoza, quien hasta entonces se mantenía prófugo de la Justicia en distintas pesquisas sobre narcotráfico en Rosario.

La mayor de las imputadas es media hermana de Mariana Ortigala, también involucrada en causas de narcotráfico, vinculada al entorno del clan Cantero, y quien años atrás sufriera una balacera al llegar a su casa en Roldán, en un claro intento por eliminarla.

De acuerdo con los antecedentes del caso, el hombre al que ambas mujeres habrían encubierto, Ortigoza, fue detenido el 1° de octubre pasado al salir de uno de los departamentos que arrendaba, ubicado en Carballo al 500, donde regenteaba una "cocina" de droga, informó el sitio Fiscales.gob.ar. En marzo pasado fue condenado en un juicio abreviado a 4 años y 6 meses de prisión como autor del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y encubrimiento, mientras que su pareja, Keila Jazmín Santos Lenz, recibió 3 años de prisión condicional como partícipe secundaria de los mismos delitos.

La ampliación de la investigación respecto de la logística que tenía Ortigoza para mantenerse oculto condujo a los fiscales hasta ambas mujeres, a quienes imputaron por “haber ayudado a Ortigoza a eludir las investigaciones federales de las que se encontraba prófugo desde el 2022, y a sustraerse de la acción de autoridad proporcionándole lugares donde vivir sin tener que entregar datos registrales, todo ello con conocimiento de que estaba prófugo”.

Durante las audiencias, el fiscal Benetti contextualizó la cobertura que poseen ciertos actores de la narcocriminalidad. “A la Unidad de Delitos Complejos le parece un caso importante, porque se inició con el descubrimiento de una cocina de cocaína en una de las zonas residenciales más exclusivas de Rosario, montada por una persona que tenía dos pedidos de captura por narcotráfico”, indicó.

Luego se refirió a la gravedad de la conducta desplegada por las imputadas remarcó: “No solo permitió que esa persona se evada de la justicia, sino que continúe con su accionar. Hay elementos para asegurar que la señora Andrea Ortigala conocía personalmente a Ortigoza y sabía que tenía problemas con la justicia y no podía alquilar, le prestó auxilio al menos por un año y medio y se benefició económicamente”.